
Fue en 1979 cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) proclamó el Día Mundial de la Alimentación, con la finalidad de concientizar a la población sobre el problema alimentario en el mundo y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza, por ello, cada 16 de Octubre es que esta iniciativa difunde la importancia de este reto que pretende lograr Hambre Cero para el año 2030.
El crecimiento poblacional demanda una alimentación sana y sustentable pero factores como las formas de producción y de consumo de alimentos así como el cambio climático repercuten de manera alarmante. No solo son los más de mil millones de toneladas de alimentos que se desperdician al año en el mundo sino también el aumento de CO2 en la atmosfera pues las plantas se han adaptado y por consecuencia su composición cambia también, teniendo mayor cantidad de hidratos de carbono y menor cantidad de nutrimentos como potasio, magnesio, cobre y zinc.
El tema invita a reflexionar, por lo que en este año el lema es Nuestras acciones son nuestro futuro, una alimentación sana para un mundo Hambre Cero. A pesar de los esfuerzos, en el último informe de la FAO sobre seguridad alimentaria y nutrición en 2018, dio a conocer que el número de personas en estado carente de alimentación en el mundo había aumentado, pues en 2016 eran aproximadamente 804 millones y en el 2017 ya eran 821 millones.
México presenta un alto índice de inseguridad alimentaria predominando en las comunidades indígenas y rurales, pese a las modificaciones hechas en la Constitución en 2011 para reconocer la alimentación como un derecho fundamental de todos los ciudadanos y los programas como Solidaridad, Oportunidades, Cruzada Nacional contra el Hambre, México sin Hambre y Prospera. La situación de pobreza no ha disminuido, se carecen de servicios básicos como drenaje, agua potable, energía eléctrica, transporte, vivienda, educación y salud y los ingresos económicos siguen sin ser suficientes para adquirir por lo menos la canasta básica, por lo que hay una reducción en el número de comidas al día o en su caso ayunos prolongados que darán como resultado sobrepeso u obesidad, padecimientos que representan una condición de riesgo para desarrollar diabetes y otras enfermedades cardiovasculares, de las cuales las mujeres son las más vulnerables.
Tomemos conciencia de intensificar las acciones que puedan erradicar el hambre y garantizar una alimentación sana para todos. El Objetivo de Desarrollo Sostenible del Hambre Cero es tarea de todos y se puede lograr, comienza con acciones sencillas que después puedas compartir con la familia, compañeros de trabajo y amigos, por ejemplo, el consumo de productos locales y de temporada, limitar la ingesta de alimentos con alto contenido de grasas saturadas, azúcar y sal, eliminar de tu dieta alimentos industrializados y si el espacio en casa lo permite, porqué no sembrar algunos frutos u hortalizas.