En nuestros cerebros existen sustancias químicas que se encargan de brindarnos desde felicidad, motivación, hasta hambre y sueño, cuando hay escases o exceso de estas sustancias el cuerpo y el estado anímico se descompensan haciéndote sentir triste y cansado, pero esto no es caso perdido, estas sustancias se producen a través de alimentos y actividades que favorecen a la activación de las hormonas de la felicidad, creando así una química estable y de bienestar.
Estas cuatro hormonas se llaman Dopamina, Serotonina, Oxitocina y Endorfinas y cuando una de ellas es liberada nos genera una sensación de felicidad, cada una tienen una tarea especifica y cuando esta se ha cumplido se apaga nuevamente, Pero ¿Cómo podemos echar a andar estas hormonas sin necesidad de medicamentos ni sustancias dañinas?
La Dopamina, esta es la hormona del placer, porque causa precisamente sensación de relajación y placer, esta se activa al escuchar tu canción favorita, dormir bien, alcanzar metas o cumplir logros, practicar tus hobbies y mi forma preferida, comer chocolate.
La Serotonina, la tarea de esta hormona es regular el estado de ánimo y ansiedad, esta puede ser generada a través de la exposición a la luz del sol, hacer ejercicio, teniendo actos de bondad y una de las más simples, recordar momentos felices.
La Oxitocina, también conocida como la hormona del amor o del abrazo, y por supuesto que recibe este nombre ya que se activa al recibir un abrazo o una muestra de amor (reconocible ante nuestros esquemas de lenguaje del amor).
Endorfinas, Esta hormona es la calmante natural del dolor, además calma el estrés y el miedo, esta puede ser activada al comer mucho picante o ver películas tristes, estas hormonas son una breve mascara ante el dolor físico, además de que, en diversos estudios, personas que fueron expuestas a películas tristes experimentaban un incremento en la resistencia al dolor, de igual manera; 30 min al día de meditación, hacer cosas divertidas como bailar, cantar y trabajar en equipo favorecen el aumento de las endorfinas creando esta tolerancia al dolor.
La felicidad además de estar forjada a través de asociaciones culturales y personales, es una cuestión química y cerebral, esto implica la posibilidad de cada día trabajar en aquellas cosas que te hacen feliz y generan una sensación de bienestar emocional, manteniendo así la química de la felicidad.
Estefanía López Paulín
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