La grasa y el músculo forman parte del cuerpo humano, no es que una sea mejor que otro sino que ambos son necesario para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Sin embargo, es importante mantener un equilibrio y no exceder la cantidad apropiada de ninguno de los dos.
Tipos de grasa
Hay diferentes fuentes alimentarias de grasas. En función de esto, se las puede agrupar en grasas “malas” y “buenas” para la salud . Las primeras son químicamente saturadas, por lo general de origen animal y sólidas a temperatura ambiente. Ejemplos de estas son la grasa de cerdo, la manteca, la grasa láctea, la grasas de las carnes y la piel de pollo.
Por otro lado, las que son saludables, por lo general son de origen vegetal, a excepción de las grasas provenientes de los peces de mar y suelen ser líquidas a temperatura ambiente.
Este tipo de lípidos puede ayudar a proteger el cuerpo contra la enfermedad coronaria porque disminuye los niveles de colesterol en sangre. Entre estas, se pueden mencionar las semillas de chía, de lino, de soja, las aceitunas, sus aceites, la caballa, el atún, entre otros.
¿Qué es el músculo y qué función tiene?
El músculo es un tejido que se compone de fibras musculares agrupadas. Estas tienen la capacidad de contraerse y relajarse. En el cuerpo existen 3 tipos:
El cardíaco, que se encuentra exclusivamente en el corazón.
El músculo liso, que recubre la pared del aparato digestivo, los bronquios, los vasos sanguíneos, la vejiga urinaria y el útero.
El estriado o esquelético que es el tejido que se conoce como el “músculo en sí”.
Este último cumple diferentes funciones en el cuerpo:
Permite el movimiento, debido a que las fibrillas que lo componen se contraen y se relajan para lograr el desplazamiento.
Genera energía mecánica a partir de la utilización de la glucosa que almacena.
Produce estabilidad en las articulaciones.
Sirve como protección.
Permite mantener la postura.
Aportan calor, por la irrigación que tienen, por la fricción que generan y porque consumen energía de forma constante.
Estimulan la acción de los vasos linfáticos y sanguíneos porque la contracción muscular ayuda a que bombee la sangre (conocida como retorno venoso).
Tener bajos niveles de grasa puede significar un riesgo para la salud, pero excederlos podría causar diversas enfermedades: Hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, Insulinoresistencia y diabetes tipo 2 ,Disfunción de los vasos sanguíneos, dislipemia aterogénico entre otras.
Asimismo, tener una masa muscular mínima tampoco es óptimo. En este sentido, aumentar el contenido de este tejido resulta beneficioso para potenciar los acciones del músculo y para contribuir a la salud.
Para mantener el tejido graso dentro de los valores óptimos y, a su vez, para desarrollar masa muscular, es necesario seguir una alimentación saludable y hacer actividad física a diario. Estos pilares son fundamentales para que ambos tejidos funcionen de forma correcta.
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