Pues sí. Corren los caballitos, los grandotes y los chiquitos… Van y vienen, cada día, no sólo los hechos reales sino los relatos en torno a ellos, pero los intentos de analizarlos o evaluarlos les pueden restar continuidad y fluidez; al lector habitual, ojo, le interesan más las anécdotas que las reflexiones: mucho más lo superficial y emocional, que los razonamientos de fondo.
¿A lo mejor se trata de dos mujeres y dos culturas que se están confrontando estos meses y años en nuestro país? Representan ambiciones y estilos de vida muy diferentes, al menos en el discurso y en los posicionamientos políticos o ideológicos; con distintos respaldos e intereses detrás de cada una de ellas.
Miren, veámoslo de una manera más ágil y sencilla; claro, sin que se pretenda agotar aquí todos los ángulos posibles.
Pues sí, varía mucho el carácter de ellas, al igual que su formación y sus experiencias, o sus aspiraciones y compromisos con diversos intereses. Una es bastante más abierta y natural, aparte de ser muy independiente; mientras que la otra es más artificial y calculadora, encima de estar claramente subordinada dentro de un esquema patriarcal.
Una y otra buscan concitar anuencias y voluntades, como representantes de dos corrientes nacionales ante la desatención de la seguridad pública o los graves retrocesos estos últimos años en educación, salud y energía. Son desastres que se califican de épicos y sugieren cambios, no continuaciones, aunque en ambas vías en pugna ya ha habido fracasos de diferente naturaleza y magnitud.
Pues sí, nunca olvidemos lo que ha pasado… e imaginemos lo que tendrá que pasar. Así de sencillo.
Inclusive se asegura que ahora quieren cambiar o corregir en alguna medida a la candidata oficial: volverla más pragmática y menos voluntariosa que su jefe y patrono, capaz de “hablarles a todas las clases sociales”. Y es esta una decisión inteligente, porque se le quita así la carga de ser una copia al carbón sin personalidad propia, con lo que podríamos conocerla mejor y confirmar si en algún momento pudiera ser alguien racional y eficaz.
Pues sí, la mayoría de los votantes tendrá que decir ¡No a la continuidad! pero son muchos los mexicanos que siguen sin advertir estos peligros y su gravedad. Se requerirá una enorme capacidad para llegar a millones en todo el país… y convencerlos en cierto grado.
En general, habrá que disponernos a derrotar la ignorancia, con educación e incorporación al empleo productivo y a una mayor prosperidad, así como a una nueva ética de honestidad y la más positiva cultura de la superación, en vez de acaso consolidar y aumentar la pobreza a partir de discursos y simulaciones.
Pues sí, oigan, tendremos que ser muy claros y contundentes en función de los principales intereses de los votantes: será, eso sí, un gran esfuerzo permanente en el que no podrán faltar una lucha más eficaz contra la corrupción ni la conquista verificable de mejores niveles de vida.
A nivel de los estados llaman la atención los denominados “gobernadores de la 4T”, como si pertenecieran a una jerarquía religiosa sin ninguna autonomía ni ideas propias y, en general, con desempeños nada afortunados en sus entidades. Algunos podrán ajustar sus deficiencias y competir por recursos con buenos proyectos, fuera de tantas distracciones políticas e ideológicas.
En fin, el antídoto al avieso veneno morenista de mentiras, rencores y destrucción, será el voto informado; quienes aman lealmente a México tendrán que promover con eficacia este voto ante circunstancias nada fáciles. Es cosa de convencer a muchos de que esto se refiere a hechos y sacrificios, no a atractivas fantasías ni a dogmas enraizados; al tratar de hacerlo será necesario recurrir incluso a ciertos planteamientos un tanto apasionados y a diversos tipos de artimañas. Sin duda alguna.
Todo ello, creo, deberá intentarse con alegría y optimismo, además de sensatez y respeto hacia los votantes potenciales; no se trata de decir más mentiras que el adversario. Y, si a fin de cuentas hay elección, los enfurecidos derrotados tendrán que obtener varias consideraciones sin que se reinicie una polarización.
