Este jueves 12 de diciembre, miles de potosinos se enfrentaron a las inclemencias climáticas para visitar a la Virgen de Guadalupe, en busca de un milagro, de una manda o simplemente presentarse espiritualmente ante ella con un espíritu de gratitud, por el milagro y la vida que les dio hace ya tantos años.
Desde el día anterior, el tumulto de Guadalupanos se emplazó en la Calzada de Guadalupe, acudiendo a las misas nocturnas y a pagar las primeras mandas, en espera de que la medianoche llegara y el miércoles se convirtiera en jueves, para cantar al unísono y en compañía de un mariachi a la madrecita de todo México.
La tradición cumple más de 500 años, pasando a formar parte de la raíz cultural de nuestro país y de nuestro estado. Prueba de esto es que cientos de personas emprenden el viaje desde sus municipios, en la Huasteca o en el Altiplano, para vivir la experiencia. Una experiencia que va pasando de generación en generación, aunque las personas veteranas temen que la juventud abandone esta profesión de fe.
Pero a día de hoy, podemos decir que la tradición se mantiene intacta. Ni siquiera el frío pudo impedir que los potosinos acudieran de rodillas y avanzaran adoquín tras adoquín hasta llegar a la basílica y entregar su veladora, un acto de fe y fortaleza. Muchos de ellos cargaban a sus espaldas cuadros de madera con la imagen de la Virgen, otros tantos llevaban entre sus brazos la sagrada figura, cuidando con su vida que esta no tocara el suelo.
Esta tradición no es solo un acto de fe y solemnidad, también es una fiesta. La Calzada se encuentra abarrotada de puestos de comida, flores y recuerditos. También hay juegos mecánicos y una pequeña rueda de la fortuna que adorna la plaza de cantera. Durante la noche del día de hoy se estará celebrando, con pólvora, cantos y lágrimas, un cumpleaños más de la madrecita de México.
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