
San Luis Potosí.- “No queremos más sueños rotos por familias incompletas”, fue la frase fuerte y suplicante a la vez, que hizo Norma Pérez Calvillo, Enfermera del Hospital Covid de Soledad de Graciano Sánchez.
Recibió una distinción a nombre de todas las enfermeras del hospital Covid, personal que por 8 meses han luchado contra el Sars Cov 2.
Aprovecho la oportunidad para dirigir un mensaje lleno de contrastes; tristeza, impotencia, cansancio y esperanza, son algunos de los sentimientos que ha dejado la pandemia entre el personal de salud.
Con una voz suave y firme dijo que no ha sido fácil los días, las horas y minutos que han luchado contra el enemigo.
“Hay momentos que hemos querido salir corriendo y no regresar más. Hoy estamos profundamente cansados. No me acostumbro al estrés de contagiarme o contagiar a los que más amo a mi familia… Quédense en casa por los que más quieren por su familia»; dijo suplicante.
Norma Perez Calvillo tiene ya 10 años ejerciendo la enfermería, aceptó que está ha sido la experiencia que más la ha marcado. En estos años de servicio ha enfrentado momentos que le llena de alegría el alma, algunas agradables y otras no tanto.
Aseguró que la gente no sabe lo que es vivir trayendo un equipo de protección, todo el día. La gente no se imagina lo que es “vivir por horas en el pasillo de un hospital”.
Junto a sus compañeros de trabajo han pasado momentos de angustia y frustración, el querer y poder dar más por la vida de un paciente.
“Hoy quiero confesarles que aunque estamos acostumbrados a usar un cubrebocas, hoy estamos profundamente cansados de usarlo; estoy acostumbrada a tratar con virus y bacterias, desde hace muchísimo tiempo, pero estoy cansada de luchar contra este virus que no se le ve fin…”.
Dijo que todo personal de salud, está acostumbrado a saber que habrá en su área de trabajo adrenalina y estrés, pero a lo que no se han podido acostumbrar en estos 8 meses es al estrés y al miedo que da contagiarse y contagiar a los que más aman a sus familias.
De repente su semblante cambió, sus ojos se llenaron de lágrimas, su voz se entrecortaba, pero así como saca fuerzas para no flaquear en la línea de batalla, Norma Pérez Calvillo levantó la cara, suspiró y echó los hombros atrás, y continúo con sus mensaje que fue más contundente y suplicante.
“Estoy acostumbrada a lidiar con la muerte, pero aun así ver morir a tantas personas me llena de profunda impotencia… quisiera pedir que se queden en casa no para contener los contagios, quisiera que se quedarán para que la sociedad se recupere, para que sigan familias completas, que no haya más sueños rotos por familias incompletas…”.
Ferviente aseguro que de parte de todo el personal de salud, darán la mejor de sus batallas, para que haya mejores personas para este mundo; y sin dudar dijo que seguirán incansablemente salvando vidas, deseando para que con su trabajo, entrega y dedicación sigamos tocando almas.
No se olvidó de aquellos que los han ayudado, agradeció a todas las asociaciones, organismos y particulares que les han brindado apoyo. Agradeció a la Doctora Mónica Liliana Rangel Martínez, “por ir de la mano con nosotros y nosotras”.
Y las gracias infinitas fueron al que llamó “Mi Hospital General» de Soledad, porque han demostrado ser un equipo. Tras un largo suspiro aseguro que de tantas experiencias no sabía por donde comenzar su discurso.
“Este virus nos ha cambiado la vida por completo a todos. Hay momentos en lo que quisiéramos salir corriendo y no regresar más, porque cada día nos esforzamos más, y vamos más, y llega un momento en el que todo ese esfuerzo y dedicación, que se entrega día a día no le vemos éxitos; no vemos éxito porque lamentablemente hay muchas defunciones por esta enfermedad”.
Dio gracias a Dios porque en su Hospital, no han pasado por pérdidas importantes, como se ha vivido en otros hospitales.
Norma Pérez Calvillo, por última vez abrió su corazón a los asistentes al evento, aceptando que en lo personal ha sido muy difícil estar en la línea de batalla.
Que cada día sale de su trabajo con el pensamiento de creer que lleva el virus a su casa, “si va conmigo viajando, al llegar a mi casa y tener que decirle a mis niños que me esperen, porque no puedo abrazarlos, porque no puedo llenarlos de besos después de una larga jornada, tengo que llegar y realizar lo que es mi baño; es muy difícil porque ellos son pequeños y aún no comprenden todo lo que está en juego…”.
Finalizó con una verdad absoluta: La enfermería es la mano que está al momento de nacer una vida, y es la mano que está al momento del final de la vida.
“Estas son las únicas palabras que puedo decirles al momento, les agradezco que me hayan escuchado». Así fue como suspiró por última vez arriba del estrado.
Suspiro que sin duda liberó su espíritu, liberó su alma; fueron palabras que salieron de su corazón y que sin duda urgía que alguien las escuchara.
Fue el espacio adecuado para llegar a todos los rincones, rogando hacer conciencia, en todos aquellos que aún dudan de la mortalidad y el peligro que representa el SARS-CoV-2.
https://www.youtube.com/watch?v=sO4qLXeErcM
Seguiremos informando