
Kevin, un niño de 13 años, perdió la pierna tras sufrir un accidente en motocicleta y no recibir atención médica oportuna. La ambulancia del municipio, presentada con orgullo por el alcalde Raúl Ortega en febrero pasado, se negó a trasladarlo al Hospital General de la capital potosina, el más cercano con capacidad para atender su caso, a menos que su familia pagara siete mil pesos.
Ante la imposibilidad económica, la familia acudió a la Cruz Roja, donde el costo del traslado ascendía a 10 mil pesos. La urgencia del caso requería atención inmediata, pero ninguna autoridad municipal se movilizó para apoyar a la familia. La unidad, que fue anunciada como parte del fortalecimiento a los servicios de emergencia en el municipio, resultó inaccesible para quienes más lo necesitan.
Mientras Kevin enfrenta ahora el riesgo de una infección bacteriana y su familia lucha por conseguir recursos para trasladarlo al Hospital General, el alcalde Raúl Ortega permanece sin dar respuesta alguna. “Nadie nos ha respondido. No hay medicamentos, no hay atención y no hubo ambulancia municipal para salvarle la pierna a nuestro sobrino”, comentó una tía del menor.
Es increíble la inhumanidad con la que Raúl Ortega gobierna. Frente al sufrimiento de un niño y la desesperación de una familia, su administración optó por poner precio al auxilio en lugar de tender la mano. Su indiferencia ante una emergencia médica revela no solo una falta de sensibilidad, sino una total ausencia de compromiso con la vida y la dignidad de los ciudadanos que juró proteger.
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