Fue anunciado hace unas horas el fallecimiento de Cormac McCarthy, por medio de un comunicado de su agente y editor de la compañía, Penguin Randome House. Después de 89 años la luz de este escritor fue apagada, de momento se han dado las razones de la causa de su deceso.
McCarthy nació en el año de 1933, en un Tenesse salvaje y cambiante, principal influencia del tema gótico y oscuro con el que pintaría a todas sus obras, siendo este su lenguaje particular, dotado de fuerza y un uso del lenguaje muy elevado, que buscaba llegar al límite de lo que las palabras podían comunicar y más allá de eso, lo que podían hacer sentir a las personas en las que se sembrarán. El escritor encontró su alma mater en la Universidad de Tennessee, en la carrera de Humanidades, aunque en primera instancia la dejó para unirse al ejército de las fuerzas armadas durante cuatro años, al regresar intentó cursar de nueva cuenta sus estudios, sin conseguirlos tuve que dejar la universidad incompleta.
Pero en 1965 el mundo vería la luz de su primera novela, titulada «El guardián del vergel» , que tuvo un recibimiento muy importante en la comunidad literaria extranjera, siendo apoyada con buenas críticas y logrando que ganará el premio «Fukner» a opera prima.
A partir de ahí el estilo y sello de McCarthy recae en personajes trágicos, en lugares apartados y lejanos de la civilización, donde constantemente se nos muestra que los personajes están viviendo en un mundo que solo existe en su pasado, siendo los tiempos cambiantes y violentos. Como en su novela «No es país para viejos» que llamaría la atención de los aclamados directores Joel y Ethan Coen, su adaptación fílmica los llevó a ganar el premio Oscar a la mejor película durante ese año, siendo el filme un vivo espejo de la novela, capturando la crudeza, el alma más sombría de los seres humanos y sus impulsos más fieros.
En 2007 con el lanzamiento de su última novela «La carretera» ganaría el tan aclamado premio Pulitzer en la categoría de novela, ganándose un lugar en el colectivo de letras junto a Faukner, con quien muchas veces es comparado argumentando que desde Faukner, no había un novelista americano tan dotado como McCarthy, quien compartió un estilo de vida muy similar al de sus contemporáneos J.D Salinger y Thomas Pynchon.
Viviendo una vida alejada de las celebridades, cubriendo su privacidad y escribiendo libros para el, no para el público ni la crítica, alejándose de toda moda o demanda social que existiera en ese momento. El mundo de la literatura se sacude con su partida, perdiendo a uno de los últimos autores de la vieja guardia.
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