
En nuestro mundo existen aromas que deleitan nuestro sentido del olfato, el perfume y la esencia de una persona amada puede guardarse en nuestra memoria a partir del olor, el aroma de nuestra comida favorita que despierta en nosotros el apetito, algún aroma que nos recuerde a nuestra niñez, vacaciones o un bello momento de nuestra vida, el sentido del olfato nos brinda la posibilidad de abrirnos a un mundo de olores.
Desgraciadamente, no todo en este mundo es aroma a rosas y pino, existe una extraña cualidad conocida como «hiperosmia», quienes viven con esta cualidad estan expuestos a percibir de forma intensa todos los olores que el mundo tiene para nosotros, lo bueno y lo malo.
En un inicio podemos pensar que esta cualidad es incluso como un superpoder, por que las personas pueden detectar la llegada de alguien a quien incluso no han visto a partir de su aroma, pero ahora imaginense esto con olores fuertes y hasta químicos.
El ingresar a un hospital donde la cantidad de olores que emanan son fuertes, puede ser una verdadera tortura para quienes tienen esta capacidad, así mismo los olores químicos o industriales, como detergentes, cloro, limpiadores y hasta el humo que emiten los escapes del transporte público, pueden ocasionar dolores de cabeza y demás afecciones.
Las patologías relacionadas con la agudización del olfato pueden ser muy diversas, existen casos descritos en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal, enfermedad de Addison, enfermedad de Lyme, eritromelalgia y migrañas.
También se ha asociado a otras enfermedades. La sensibilidad química múltiple es una enfermedad en la que existe una intolerancia a la exposición a sustancias químicas ambientales en concentraciones pequeñas consideradas inocuas para la población general.
La hiperosmia puede alterar de manera considerable la calidad de vida de algunos pacientes que la padecen. Los esfuerzos para evitar los olores desencadenantes y los cambios en su entorno para conseguir un control ambiental adecuado pueden producir una alteración de su vida que afecta tanto a la esfera personal como a la laboral. Se ha calculado que las personas con sensibilidad química múltiple tienen un riesgo tres veces superior de padecer depresión y cuatro veces mayor de padecer ansiedad generalizada.
El tratamiento de los trastornos olfativos tiene una atención especializada, ya que cada caso es particular y debe manejarse como tal, no existe un tratamiento globalizado que ayude a disminuir la percepción del umbral olfativo. En ciertas situaciones la exposición de manera constante y breve a olores que resultan agradables para el paciente ha disminuido los síntomas.
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