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Etiquetados, obesidad y comercio internacional

La semana pasada se firmó en Estados Unidos el T-MEC, un gran logro, sobre todo en términos de estabilidad económica. El tratado representa la voluntad de fortalecer las relaciones comerciales en América del Norte, sin embargo, implica también concordancia con otros temas ligados al desarrollo de ellas, como regulaciones en materia ambiental y laboral que revisaremos en otro momento. Hoy tocaremos otra cuestión.

Durante enero tuvimos la noticia de que con la presentación del documento “La Pesada Carga de la Obesidad” de la OCDE, se hizo notorio el alarmante aumento de este grave problema en México. Y es que, de 1996 a la fecha pasamos de 20% a 73% de la población con sobrepeso y obesidad, 34% de los cuales tienen obesidad mórbida. Preocupa en particular que se ha duplicado la obesidad infantil, de 7.5% a 15%. A estos datos se suman otras consecuencias, como la reducción de la esperanza de vida en más de 4 años para 2050, al igual que la disminución del PIB en 5.3% derivado de bajas en la productividad de los trabajadores con sobrepeso y gastos en salud para atender las enfermedades relacionadas como hipertensión y diabetes.

Entre las recomendaciones de la OCDE para hacer frente al problema, se habla de un paquete integral de políticas de salud pública, que incluye etiquetados en alimentos y actividad física, inversión en políticas de prevención, nuevos impuestos a alimentos con alto contenido de azúcares y grasas, así como subsidios a alimentos sanos. Un estudio del INSP, en colaboración con la Universidad de Harvard, ha estimado que el impuesto sobre bebidas azucaradas evitará 94,000 casos de obesidad infantil en 10 años y que el número aumentaría a 283,000 casos evitados si el impuesto subiera a 2 pesos por cada litro de estas bebidas. Debate en el que, desde hace tiempo, varios hemos participado.

Tras un gran ejercicio de colaboración entre expertos de distintas dependencias en conjunto con organizaciones ciudadanas entre las que destaca El Poder del Consumidor que ha impulsado decididamente el tema, en enero se aprobaron las modificaciones a la NOM 51, referente a los etiquetados frontales en alimentos, con el fin de advertir al consumidor sobre contenidos excesivos de sodio, grasas, grasas trans, azúcares, cafeína y endulcorantes.

Pese a los costos que trae consigo el tema de la obesidad, consterna que grandes empresas trasnacionales, fortalecidas por el tratado, busquen aplazar la aplicación de la norma hasta por 2 años, para evitar los efectos que pudieran reflejarse en sus ganancias, esto, en detrimento de la salud de los mexicanos. Es fundamental mantenernos vigilantes para evitar que otros beneficios del T-MEC pudieran opacarse bajo esta polémica.

 

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