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Emite Salud recomendaciones de estimulación temprana en etapa de 18 meses

“A partir de los 18 meses que las niñas y niños muestran más independencia, siempre debemos procurar que su  entorno sea lo más seguro posible y encontrar maneras de guiarlos alejándolos de las situaciones de riesgo o de accidentes pues es en esta etapa de su vida cuando comen más cosas, manifiestan mayor control y equilibrio de su cuerpo, son más hábiles con sus manos para manipular objetos, balbucean frases de 2 a 3 palabras aún y cuando entienden más de lo que hablan, comienzan a aprender a ir al baño y también es cuando disfrutan más de jugar con objetos sencillos de la casa o de la naturaleza, por lo que como padres o cuidadores en todo momento deberemos procurar que el entorno sea lo más seguro posible y encontrar maneras de guiarlos alejándolos de los peligros, riesgos o accidentes”, señaló la Licenciada en Psicología Ana Rosa Castillo Palencia, Responsable del Componente de Desarrollo en la Infancia de los Servicios de Salud en el Estado.

La funcionaria estatal indicó que para estimular los movimientos del cuerpo se puede jugar a las carreritas; a patear o atrapar una pelota para estimular a los pequeños a agacharse, levantarse o hacer cuclillas; a caminar hacia adelante y hacia atrás sujetándose de las manos y a pararse en un pie y después en otro para que así comiencen a experimentar el equilibrio y a dominar la velocidad de sus movimientos porque como les gusta trepar muebles y subir escaleras, hay que cuidarles en todo momento para evitar caídas, golpes o accidentes graves.

“Para que los pequeños alcancen la motricidad fina de su cuerpo podemos armar torres con cajas o frascos de diferentes tamaños, jugar con ellos usando frascos de tapa rosca para que los abran y los cierren, enseñarlos a meter bolitas de papel en estos recipientes o en recipientes amplios, enseñarlos a armar rompecabezas de 4 piezas o ponerlos a practicar juegos donde se encaja la figura de acuerdo a la forma”.

“Otras de las acciones que podemos fomentar en los pequeños es la manipulación de plastilina no tóxica, el enseñarles a hacer rayas de un lado a otro, a ensartar cuentas y, -si va a manipular objetos-, pedirle que primero lo haga con una mano y después con la otra, además de que deberemos estar muy pendientes de los objetos pequeños que manipulen para evitar que los introduzcan a su boca, nariz u oídos”, precisó Castillo Palencia.

La Responsable del Componente de Desarrollo en la Infancia de los Servicios de Salud en el Estado fue clara en señalar que para los pequeños entre los 18 y los 24 meses esta edad también es trascendental porque el infante comenzará a aprender a ir al baño, por lo que para acompañar el proceso del control de su cuerpo los padres y cuidadores deberán realizarlo sin presionar o apurarlos, identificando que se mantiene seco el pañal por lo menos cada dos horas, enseñándole a las niñas o niños a ubicar cada parte intima de su cuerpo y a saber cuando se moja o está seco, del mismo modo que como padres y cuidadores deberemos estar pendientes de si los pequeños tiene una caminata estable.

“Para lograr que los pequeños aprendan a ir al baño solos y dejen de utilizar el pañal como padres y cidadores deberemos aprovechar si es que tiene horarios específicos en que suele orinar o defecar para aprovecharlos y así ayudarle a ser consciente de sus necesidades; para ello deberemos preguntarle de forma tranquila si están haciendo pipí o si quieren hacer popo, incluso si en ese momento lo está haciendo”

“También deberemos preguntarle de vez en cuando si quiere hacer pipi o popo, explicándoles la diferencia entre ambas acciones para que ellos aprendan a reconocer las sensaciones; también deberemos enseñarles a subir y bajar el calzón, buscando vestirlos con ropa cómoda que les permita hacerlo sin dificultad, además de ponerles un banco para que alcancen la taza del baño y para que sus pies estén apoyados. En este punto del aprendizaje de los pequeños será muy importante que si llegara a “ganarles” (como comúnmente se dice), como padres y cuidadores pongamos cara de asombro y con gentileza los animemos para que sientan la seguridad de que la próxima vez sí lo lograrán, considerando para ello evitar en todo momento el uso de frases negativas como “eres una cochina” o un “niño sucio” y nunca poniendo cara de asco o enojo”, recomendó la psicóloga Ana Rosa Castillo Palencia.

La funcionaria de los Servicios de Salud en la entidad indicó que para esta etapa es importante estimular el lenguaje en los pequeños, por lo que explicó que la lectura debe ser exagerando los sonidos y gestos para mantener su atención: “Mientras se les lee una historia podemos ir señalándoles las imágenes que hay en el cuento y al terminar de leer podemos preguntarles de qué se trató ese cuento y preguntarles por alguno de los objetos que lo ilustran para que lo señalen; también se les puede mostrar la imagen y pedir que completen el nombre, diciéndoles: `Mira, un pa…to´, Esta es una manza…na´”.

“También podemos ir incorporando frases como `por favor´ y `’gracias´ en nuestra convivencia diaria para así  ayudar a que ellos las adopten de manera natural, o a decir `no´ cuando se le pide algo y así hacer la palabra parte de su afirmación e independencia, evitando en todo momento iniciar una lucha de poderes y enseñándoles a negociar. El hacerlos partícipes en las decisiones también es fundamental, y por ejemplo, si no quieren recoger los juguetes, podemos negociar con ellos proponiéndoles que nosotros recogeremos un juguete y ellos otro, o si es que no quieren usar una chamarra explicarles que hace frío y debemos abrigarnos, por lo que deben elegir entre, -por ejemplo-, su chamarra roja y la azul”.

“Para los pequeños entre los 18 y los 24 meses esta es una etapa en la que los deseos e impulsos son muy fuertes, por lo que su manera de expresión serán los berrinches y hay que permitir que exprese sus emociones, y para ello podemos considerar alejar a la niña o el niño de la situación que le está afectando o que cuidadora o cuidador se aleje un poco de ellos y conserven la calma para evitar que se dañe a sí mismo o a la persona que esté con ellos en ese momento y ya una vez que se calme, demostrarles afecto y explicarles lo que ha pasado con palabras sencillas y sin juzgarles o regañarles.

“Te enojó mucho que tu hermano no te prestara sus carritos” o “Claro que nos sentimos tristes cuando perdemos algo que nos gusta mucho”., pueden ser dos ejemplos de cómo debemos abordar la situación con ellos, pues al ampliar el lenguaje que usamos con ellos también estaremos enseñándolos a que se expresen y regulen sus emociones y reacciones, por ello es muy importante mantener la capacidad de responderles de manera afectiva, así como a mantener una actitud receptiva para reconocer señales de malestar, disgusto, frustración o miedo”. Los pequeños a esa edad tienden a imitar, así que cuando no logren realizar una actividad debemos mostrarles la forma en que deben realizarla y entonces invitarles a que lo intenten una y otra vez hasta que lo logren”, indicó.

Finalmente, la titular del Componente de Desarrollo en la Infancia de los Servicios de Salud en el Estado, Ana Rosa Castillo Palencia, pidió no olvidar que continuamos en contingencia y es muy importante que como padres o cuidadores atendamos a las emociones propias y de los menores para que podamos guiar al infante de una manera óptima:

“Por ello, si detectamos que con mayor frecuencia se sienten tristes, deprimidos, desesperanzados, nerviosos o enojados, podamos solicitar apoyo psicológico en el chatbot de los Servicios de Salud en la página https://slpcoronavirus.mx/  o llamando al 800-123-88-88, de lunes a domingo de 07:00 a 21:00 horas”.

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