Más de 100 incendios forestales han puesto en jaque a Portugal, especialmente en el norte del país, donde miles de bomberos luchan contra las llamas. Desde el miércoles, siete personas han fallecido, entre ellas cuatro bomberos y tres civiles, en lo que ha sido el peor brote de incendios en años.
El primer ministro, Luís Montenegro, declaró el estado de desastre en las zonas más afectadas, permitiendo movilizar más recursos y solicitando ayuda internacional. Además, pidió a las autoridades intensificar la búsqueda de los responsables que pudieran haber iniciado los fuegos.
El servicio europeo de satélites Copernicus informó que ya han ardido más de 15 mil hectáreas y que 210 mil personas viven en las áreas amenazadas. Aveiro, al sur de Oporto, es una de las zonas más afectadas, donde las llamas han devorado viviendas y los residentes han intentado defenderse del fuego con cubos de agua y ramas.
Los incendios, que recuerdan la devastación de 2017 cuando murieron más de 120 personas, son atribuidos al cambio climático y al abandono de las prácticas rurales que mantenían los bosques despejados de maleza.
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