Con una oferta educativa que consiste en licenciatura en Actuación y escenografía, maestría en Dirección escénica, la creación de una Maestría en Pedagogía teatral, así como una constante revisión y actualización de sus planes y programas de estudio, la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) se ha consolidado como una de las instituciones educativas de tradición en México y América Latina y, este 15 de julio, a 74 años de haber sido creada, continúa aportando a las artes escénicas a sus mejores protagonistas.
Entre sus egresados destacan las actrices Beatriz Aguirre, Luisa Huertas, Ángeles Cruz, y los actores Ignacio López Tarso y Carlos Ancira; además de los directores Martín Acosta, Claudia Ríos y Germán Castillo, así como los escenógrafos y diseñadores Félida Medina, Estela Fagoaga y Auda Caraza.
Fundada en 1946 como respuesta a la necesidad de profesionalizar y sistematizar la formación de actores y escenógrafos en México, la ENAT produce hoy en día un trabajo escénico como pocas instituciones, por lo que es pionera en la materia y se ha colocado a la vanguardia de la educación artística nacional.
Sus planes de estudio y programas en constante revisión y actualización permiten que se adapte a los nuevos tiempos, además de asimilar las corrientes pedagógicas que favorezcan la formación de personas para el teatro a partir de un cuerpo docente con trayectoria académica y artística relevante.
Así, además de las licenciaturas en Actuación y escenografía, y Maestría en Dirección escénica, ahora brinda una nueva oferta educativa con la Maestría en Pedagogía teatral, posgrado único en su tipo que hacen de la ENAT una de las instituciones del arte escénico más sólida y de tradición en el país.
Gabriela Pérez Negrete, directora de la ENAT, comenta en entrevista que la formación de artistas es un terreno indeterminado, ya que, por una parte, los alumnos aprenden técnicas y métodos como si se tratara de un acercamiento científico, pero, por otro lado, acuden al terreno de la actuación, de la creatividad, de lo inmaterial y al mundo emocional.
“Me emociona pensar en la educación artística como la posibilidad de edificar en cada alumno un pensamiento que le permita cuidar las cosas que abrigan su ser, crear un espacio infatigable en el cual el suceso llamado enseñanza-aprendizaje atienda y procure al conocimiento, que genere la angustia, que disfrute el amor y que considere al miedo; emociones que serán siempre parte del proceso de un artista en formación”, enfatiza.
Pérez Negrete añade que con los nuevos planes de estudio se refuerza la formación de profesionistas de las artes escénicas como intérpretes y creadores, tanto en el diseño escenográfico como en actuación.
La ENAT cuenta también con intercambios académicos con varias universidades del país, así como convenios de movilidad con instituciones de educación superior internacionales, como el Institut del Teatre en Barcelona, las universidad de Costa Rica y de Girona, Instituto de las Artes de California (CalArts) y la Escuela Nacional de Teatro en Canadá, entre otras.
La creación de la Escuela de Arte Teatral (como se denominaba en su origen) se atribuye a los Contemporáneos, grupo de poetas interesados por el teatro, específicamente Xavier Villaurrutia y Salvador Novo, quienes fundaron el Teatro Ulises, dentro del cual figuraba la actriz Clementina Otero, cuyo espíritu creador la llevó a investigar sobre la formación actoral en Estados Unidos, de donde volvió con ideas que habrían de servir como base para realizar un plan de estudios más estructurado.