En los últimos años, el uso de cigarrillos electrónicos (también conocidos como «vapeadores» o «e-cigarettes») ha crecido significativamente, especialmente entre jóvenes y adultos que buscan alternativas al cigarro tradicional. La publicidad y el marketing de estos dispositivos a menudo los presentan como una opción «menos dañina» en comparación con el tabaco convencional. Sin embargo, ¿qué dice la ciencia al respecto?
¿Qué son los cigarrillos electrónicos?
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos que calientan un líquido que contiene nicotina, sabores y otros productos químicos para producir un aerosol que los usuarios inhalan. A diferencia de los cigarrillos tradicionales, no queman tabaco, lo que elimina muchas de las toxinas producidas en el humo del tabaco.
Comparación de los daños
- Cigarrillos tradicionales: Los cigarrillos de tabaco son responsables de más de 8 millones de muertes al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El humo del tabaco contiene más de 7,000 sustancias químicas, de las cuales al menos 70 son conocidas por ser carcinógenas. Además de los riesgos de cáncer, los cigarrillos tradicionales también están asociados con enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, enfermedades pulmonares crónicas y una variedad de otros problemas de salud.
- Cigarrillos electrónicos: Aunque se considera que los cigarrillos electrónicos contienen menos sustancias tóxicas que los cigarrillos tradicionales, no están exentos de riesgos. Según un informe de 2018 del Instituto Nacional de Excelencia en Salud y Cuidado (NICE) del Reino Unido, los cigarrillos electrónicos son alrededor de un 95% menos dañinos que el tabaco convencional. Sin embargo, esto no significa que sean seguros. Los líquidos utilizados en estos dispositivos contienen nicotina, que es altamente adictiva y puede afectar el desarrollo cerebral en adolescentes. También se han encontrado compuestos tóxicos, como formaldehído y acroleína, que pueden ser perjudiciales para los pulmones.
Evidencia científica y estudios recientes
Algunos estudios han encontrado que, si bien los cigarrillos electrónicos exponen a los usuarios a menos toxinas que los cigarrillos tradicionales, todavía presentan riesgos significativos para la salud. Un estudio publicado en la revista Tobacco Control en 2020 indicó que los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen un 30% más de probabilidades de desarrollar enfermedades respiratorias en comparación con aquellos que no fuman.
Otro estudio de la Universidad de Rochester, publicado en American Journal of Preventive Medicine en 2019, mostró que los usuarios duales (aquellos que usan tanto cigarrillos electrónicos como cigarrillos tradicionales) están en mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Impacto en jóvenes y no fumadores
Uno de los mayores problemas relacionados con los cigarrillos electrónicos es su atractivo entre los jóvenes. Los sabores dulces y frutales, junto con una percepción de menor riesgo, han llevado a un aumento en el uso de estos dispositivos en adolescentes y adultos jóvenes, muchos de los cuales nunca habrían comenzado a fumar cigarrillos tradicionales. Esto ha llevado a preocupaciones de que los cigarrillos electrónicos puedan servir como una «puerta de entrada» al tabaquismo y a la nicotina.
Regulación y recomendaciones
A medida que más estudios revelan los efectos a largo plazo del uso de cigarrillos electrónicos, los organismos de salud pública han comenzado a adoptar una postura más cautelosa. La OMS recomienda regular estrictamente estos dispositivos, prohibir su uso en espacios cerrados y limitar la publicidad para proteger a los jóvenes.
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