Carne de rata, perro, burro y caballo, la mayoría de ella en avanzado estado de descomposición, fue lo que se encontró en el rastro clandestino de Erika Briones, alcaldesa de Villa de Reyes, que fue clausurado por las autoridades sanitarias el pasado martes 17 de agosto luego de que se hiciera un operativo en el que se detectó que el establecimiento no contaba con los permisos necesarios para sacrificar ni comercializar carne de animales.
De acuerdo con diversas versiones, el lugar estaba convertido en un verdadero muladar pues varias de las bodegas del dichoso rastro almacenaban kilos y kilos de carne podrida lo que generaba un olor pestilente y nauseabundo que inducía al vómito ya que, además, permitía el criadero de moscas, cucarachas y ratas que corrían en todas direcciones ante la negligencia de los supervisores que se hacían de la vista gorda violentando todos los protocolos de sanidad.
Trascendió que, cuando las autoridades sanitarias constataron lo que estaba sucediendo en este lugar, ordenaron la suspensión inmediata del mismo, no sólo porque estuviera convertido en un muladar, sino por la enorme variedad de animales que sacrificaban en el lugar, cuya carne era comercializada en San Luis Potosí como si se tratara de otro tipo pues, claramente, en la entidad no existe un mercado para la carne de caballo ni de burro, entre otros tantos que fueron encontrados en los mataderos de este rastro clandestino.
Cabe recordar que el rastro fue localizado luego de que agentes de tránsito detuvieran un camión repleto de carne y al interrogar al conductor sobre el origen del producto no pudo confirmar su origen legal revelando, además, el sitio de donde provenía. En el establecimiento se implementó un fuerte operativo en el que participaron agentes de diversas corporaciones y a donde, más tarde, intentando impedir la acción de la justicia, arribó la misma Erika Briones y su pareja sentimental, Hilarión Téllez.