“Bis vincit qui se vincit”
(Vence dos veces el que se vence a sí mismo)
-Publio Siro
Cada día, al salir a la calle, nos encontramos con un grupo de ciudadanos a los que olímpicamente les vale madre el resto de la sociedad. Son personas que se sienten muy inteligentes y audaces por cada tontería que hacen, sin importarles que pueden ocasionar un accidente, molestar a los demás o mal educar a los hijos, entre otras muchas cosas. Estos personajes nocivos, nos voltean a ver, se burlan de quienes osamos hacer una observación y, finalmente, nos mientan la madre o nos agreden. Esta casta privilegiada, es la de los valemadristas.
Antes, las cosas no eran así. Existía un poco más de educación y, también, algo que se llama civismo, el cual el gobierno desapareció de los programas educativos, por así convenir a sus intereses, pues un pueblo culto y educado es un serio problema para la clase gobernante que durante ochenta años domino a este país.
Hoy nos damos cuenta que el civismo, la lógica y la ética son palabras desconocidas para la mayor parte de los ciudadanos que basan su educación en la televisión y en las redes sociales.
Hay cosas tan sencillas que podríamos hacer y que no nos costarían ni un peso, o si acaso muy poco. Sin embargo, no importa lo que se haga y, lo más grave, es que así están educando a sus hijos. Anotaré tan sólo unos ejemplos y usted, amable lector, compártame cualquiera que se le ocurra, por favor.
- Llega al banco y la fila para ser atendido es muy larga, de pronto ve en la línea a algún familiar o amigo, se adelanta y lo aborda diciéndole, “¡hombre!, qué bueno que te alcancé, aquí te traigo el depósito o el cheque a cambiar!”. Por supuesto que la otra persona ni lo esperaba y mucho menos había quedo de verse allí, pero no dice que no y así los demás que estaban en la fila no tienen más remedio que soportar ese abuso.
- Va a dejar o a recoger a los niños al colegio y por no caminar unas cuantas cuadras llega y se estaciona en doble o hasta en triple fila frente a la escuela. Las personas de la vialidad le piden que se forme o deje el paso libre y usted voltea muy sonriente y les dice que no se tarda nadita, o de plano los ignora y al ratito se convierte en un largo tiempo sin importarle que está obstruyendo el tráfico; se despide de beso de todas las mamás y papás que se encuentra… y pobre del agente de vialidad si le hace una observación, porque será sujeto a toda una retahíla de palabras malsonantes y señas con el dedo medio.
- Se acerca a usted una persona de condición humilde o aspecto de campesino y lo primero que se le viene a la mente y boca es decir, “este pinche teco, o naco, o migrante ya viene a pedirme algo, ¡de verdad que la gente decente estamos expuestos a encontrarnos con estos gañanes!”.
- Compra un carro chocolate o uno de agencia y lo primero que hace es ir corriendo a una asociación de esas que le extienden unas micas a manera de placas y paga una bicoca por su registro, pero adquiere el compromiso de participar en manifestaciones y, si no puede acudir deberá de pagar una colaboración para el movimiento, y así se va con un automóvil que no asegura, que no paga control vehicular, que no tiene tarjeta de circulación, y, entonces, se ufana en decir que es muy listo, pero muy chingón y se fregó al gobierno.
- Instala en plena calle un puesto para vender fritangas, discos o ropa pirata entre otras muchas monerías entonces coloca un diablito para robarse la luz y, al terminar el día, se retira muy contento y deja un verdadero muladar en el sitio en que estuvo trabajando. Con este tipo de actividades evade al fisco y a la CFE, se roba el agua de alguna toma clandestina, y hace sus necesidades fisiológicas en plena calle, ¡sin lugar a dudas, es usted un osado empresario!
- Instala en su comercio o casa una tubería que le permite robarse el agua, pues esta no queda registrada en un medidor y, consecuentemente, no hay recibo, o bien, uno por muy bajo consumo, esta intrépida acción es para usted un logro social, porque Dios nos da el agua y no tienen por qué andarla cobrando.
- Barre su casa, pone la basura en una bolsa y la saca y coloca en la esquina o frente a la casa de uno de sus vecinos, y así usted piensa que ha resuelto su problema y poco o nada le importa si los perros callejeros, el viento, los autos, pepenadores o las ratas la esparcen por todos lados y mucho menos piensa que cuando llueva se van a tapar las alcantarillas y líneas de drenaje.
- Saca a pasear a su perro y el animalito hace sus necesidades fisiológicas y a usted no le importa, así que se lo lleva tranquilamente sin haber recogido las excretas, la culpa no es del perro, sino del dueño que se muestra indiferente.
- El límite de velocidad es de 30 o 40 kilómetros por hora, pero usted se siente piloto de Fórmula 1, rebasa por la derecha, le da un cerrón al carro que está a su lado y entonces acelera a 100 kilómetros por hora, es usted sin lugar a dudas un osado piloto y los otros son unos pendejos que no sienten el vértigo de la velocidad.
- Va al cine, al futbol, al teatro o a cualquier espectáculo, y compra bebidas, palomitas, hot dogs y demás chucherías. Deja un auténtico basurero al levantarse y retirarse, y si alguien le pide que recoja, usted levanta los hombros y le dice que el cine, el estadio o el teatro tiene empleados para limpiar y se va tan campante.
Estos son tan sólo diez ejemplos de nuestra falta de civismo y de cómo estamos educando a una generación que acabará por convertirse en una de inútiles, valemadristas y cínicos, pues eso es lo que han aprendido de sus padres.
Entonces, yo le pregunto, ¿es usted inteligente, audaz o un imbécil? Cada vez que hace algo que perjudica a los demás.
ramón.ortiz.aguirre@gmail.com twitter @ramonortiza