
Se cumplen ya dos años desde que Xavier Nava asumió funciones como presidente municipal luego de prometer un cambio sustancial para los potosinos. Con lemas como «Rompe el silencio» y «San Luis suena fuerte», se vendió como la posibilidad de darle a la capital potosina un nuevo rumbo, respaldado por el prestigio de su apellido.
Se cumplen ya dos años desde que Xavier Nava asumió funciones como presidente municipal, dos años marcados por las excusas, los revanchismos y un sinfín de prácticas que, lejos de abonar al crecimiento y el desarrollo de San Luis Potosí, han dado pie a que infinidad de problemas se agraven, a que los potosinos sigan sin soluciones.
En dos años, Xavier Nava ha convertido a San Luis en un charco de sangre; las ejecuciones están a la orden del día y una larga lista de delitos se han incrementado en forma sustancial. La excusa: Es un fenómeno que se vive a nivel nacional. Robos con violencia, de vehículos, de casa habitación, a comercios o a transeúntes, todos van en aumento, al igual que los homicidios dolosos y los feminicidios, pese a que el edil jura trabajar constantemente para defender y proteger a las mujeres.
Justo en ese tema salta otra de las constantes de su gobierno; la violencia contra las mujeres. Sobre Nava pesan varias solicitudes de juicio político que se sustentan en agresiones en contra de mujeres comerciantes cuyo único delito ha sido el trabajar honradamente para llevar el sustento a sus familias y, desde luego, el caso Tere Carrizales, a quien, usando la fuerza pública, humilló de peor manera posible.
Nava prometió darle un nuevo rostro a San Luis; anunció magnas obras de infraestructura, pero al final, terminó colgándose los proyectos del Gobierno del Estado y de la Federación. Las que sí son de su autoría no han demostrado eficacia y, además de haber sido sumamente costosas, están llenas de observaciones y críticas. Un claro ejemplo de ello son las ciclovías.
Los escándalos también han estado a la orden del día; como ha podido, ha engordado la nómina municipal con las familias completas de sus amigos más cercanos y enfrenta serios señalamientos por temas como el Ranchito Fifí, prueba de los negocios turbios celebrados por sus allegados.
La opacidad y la falta de transparencia han sido temas recurrentes. Diversas observaciones dan testimonio de los malos manejos que se tienen en este sentido; la adquisición de luminarias LED con las que, además, juró que erradicaría la inseguridad, el gasto desmedido en autopromoción, sus infructuosos programas emergentes para enfrentar la pandemia. La lista es larga.
El cochinero ha llegado también al Interapas. En vez de invertir en la mejora del servicio, Xavier Nava ha preferido gastar millones en abogados, litigantes famosos por perder la mayoría de sus casos y embolsarse grandes cantidades de dinero; el objetivo, perseguir políticamente a los Gallardo. En el organismo, su propio tío, José Manuel Martínez Guiza denunció la corrupción imperante y, lejos de respaldarlo, optó por correrlo.
Xavier Nava ha preferido andar en campaña en vez de atender sus responsabilidades, todavía sueña con ser gobernador, sin embargo, no ha podido cumplir compromisos con comerciantes, con empresarios, con desarrolladores, con políticos, con los potosinos… a todo el mundo le debe.
Se cumplen ya dos años desde que Xavier Nava asumió funciones como presidente municipal y San Luis Potosí está peor que antes.