En septiembre de 2022, los cielos nos regalaron un espectáculo único: un destello de luz azul deslumbrante, 10 000 millones de veces más potente que el Sol, estalló en una galaxia situada a 1000 millones de años luz de distancia. Esta misteriosa explosión, captada por telescopios en el sur de California, dejó perplejos a los astrónomos y desató un intenso estudio sobre su origen y naturaleza.
Conocidos como transitorios ópticos azules rápidos luminosos (LFBOT), estos destellos recurrentes de brillantes llamaradas han sido objeto de intenso debate científico desde su descubrimiento en 2018. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Nature, liderado por la astrónoma Anna Ho de la Universidad de Cornell, ha arrojado luz sobre este enigma cósmico.
El estudio confirma la presencia de un denso cadáver estelar, posiblemente un agujero negro o una estrella de neutrones, como la fuerza motriz detrás de estas extraordinarias explosiones. Los LFBOT, que duran apenas unos segundos y se repiten meses después del evento inicial, desafían nuestras nociones sobre la energía y velocidad en el espacio.
«Lo más emocionante de este descubrimiento es que no tiene precedentes», afirma Daniel Perley, coautor del estudio y astrofísico de la Universidad John Moores de Liverpool. «Nadie había visto nunca algo así. Realmente amplía nuestra comprensión de cómo funcionan los fenómenos violentos en el cosmos».
El seguimiento de estos destellos ha sido posible gracias a avances tecnológicos en la captura de imágenes del cielo nocturno. La Zwicky Transient Facility, equipada con cámaras ópticas de alta velocidad, ha permitido a los científicos detectar y analizar estas explosiones fugaces que escapan a la percepción de la mayoría de los telescopios convencionales.
Aunque aún queda mucho por descubrir sobre la causa exacta de estos eventos y su impacto en el universo, los LFBOT continúan fascinando a la comunidad científica y prometen revelar nuevos secretos sobre los fenómenos cósmicos más enigmáticos de nuestro universo.