De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cuatro de cada 10 derechohabientes de 20 años o más padecen obesidad y se cree puedan ser aún más. Esta condición es un factor determinante para desarrollar enfermedades crónicas.
Estos dos términos se refieren a una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud, pues están relacionados con una mayor ingesta de calorías que las que se gastan. Por lo general, estos padecimientos se relacionan con el consumo de productos procesados, altos en azúcares y grasas, además de la falta de actividad física y malos hábitos de sueño.
El índice de masa corporal (IMC) es un indicador que nos ayuda a conocer si una persona sufre esta enfermedad. Este parámetro se puede conocer tras dividir el peso de una persona entre su estatura y el resultado elevarlo al cuadrado. En caso de obtener un número mayor a 25, se sufre sobrepeso; si el número es mayor a 30, se trata de obesidad.
“Un IMC elevado es un factor de riesgo que puede derivar en enfermedades crónicas y complicaciones metabólicas como la diabetes o hipertensión. Aunado a una buena alimentación y ejercicio es vital el monitoreo de estos padecimientos, ya que los controles periódicos permiten una detección oportuna y un mejor control de la enfermedad”, señala el Dr. Roberto Santos Gzz. Consumer and Home Products / Medical Affairs de Kabla, empresa líder en distribución de pruebas de diagnóstico oportuno en el país.
La importancia de un diagnóstico oportuno
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que la obesidad puede predisponer a las personas al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como hipertensión arterial o infarto cardíaco; enfermedades cerebrovasculares, que pueden terminar en infarto o embolia cerebral; algunos tipos de cáncer, hígado graso, ovario poliquístico, problemas articulares, problemas psicosociales y diabetes, entre otras.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las tres principales causas de muerte en México, entre enero y agosto de 2020, fueron enfermedades del corazón, COVID-19 y diabetes mellitus, en ese orden. Entre las primeras 10 causas se encontraron otros padecimientos relacionados con la obesidad, como enfermedades cerebrovasculares y enfermedades del hígado.
Diabetes, la enfermedad silenciosa
La diabetes mellitus es una enfermedad originada por baja producción de insulina o porque la insulina producida por el páncreas no funciona adecuadamente debido a factores como el sobrepeso y obesidad, además de la falta de ejercicio. Esta enfermedad es crónica, es decir, que no tiene cura pero se puede controlar.
La diabetes es conocida como el ‘asesino silencioso’, debido a que en un principio no manifiesta síntomas. Debido a esto, es importante realizarse pruebas periódicas para medir el nivel de azúcar en la sangre, al menos cada tres años o conforme el médico lo señale. La prueba para detectar diabetes es sencilla: se extrae una gota de sangre de la yema de un dedo y se vierte en una tira.
En caso de que el resultado sea positivo, o se tengan dudas sobre el diagnóstico, se debe realizar una prueba adicional con sangre de la vena para confirmar el resultado. En este escenario, se inicia inmediatamente un riguroso control médico, pruebas diarias y cambios de hábitos, tanto alimenticios como de actividad física para evitar las complicaciones.
Las personas con diabetes deben de mantener controlados los niveles de glucosa en la sangre para evitar algunos de los riesgos que conlleva la enfermedad. En el mercado existen diversos glucómetros que brindan resultados confiables y exactos. De esta manera, se puede conocer en qué parámetros se encuentran los niveles de glucosa, y así tomar mejores decisiones para mantener la enfermedad bajo control.
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