Hasta se me erizaron los pelos del lomo cuando supe lo que estaba pasando, más porque andaba por la zona y pensé que en cualquier momento me podía tocar un mal golpe, pero Diosito se apiadó de mí y me libró de todo peligro. Mis siete vidas están a salvo, no como las de los taxistas y los conductores de plataformas digitales que, ante el sopor que se vive en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), pueden provocar una tragedia que amenaza con cobrar la vida de inocentes.
Habíamos tenido meses de calma. Parecía que los taxistas ya habían superado el conflicto y que habían aprendido a convivir con Uber y las otras plataformas, pero la cercanía de la FENAPO y la ambición por controlar el servicio del transporte, por agandallarlo, generó un nuevo suceso de violencia que alteró el orden público de San Luis Potosí.
Los taxistas emboscaron a los conductores de las plataformas, les recordaron el 10 de mayo y les vandalizaron sus vehículos. La ineficiente SCT se subió al mame y desplegó un burdo operativo que agravó la tensa situación. Así, los ruleteros y los operadores de Uber llevaron el pleito por varias calles de Soledad de Graciano Sánchez y de la capital. Hubo de todo; trogloditas empoderados, pedradas, puñetazos, civiles afectados, bloqueos carreteros. De repente me sentí en Guanajuato, en Zacatecas o en Culiacán el 17 de octubre del 2019. Y no exagero, porque cualquiera que pasara por ahí podía resultar herido. A eso se le suma la insuficiencia de los cuerpos de seguridad para contener el problema.
Estuve pensando y creo que todo es culpa de la SCT por dos razones. Primera, porque no debería solapar ni proteger a los taxistas que incurren en actos de violencia. Quítales las concesión y sácalos de las calles ¿Para qué los quieres? ¿O son un brazo armado del Gobierno? Segunda, si los Uber son ilegales, aplica la ley e impide que operen para evitar situaciones de esta naturaleza. Pareciera que te gusta ver el mundo arder.
Uber llegó a San Luis Potosí en 2016 y con el tiempo llegaron otras plataformas. Ocho años después no han podido poner orden. O no quieren o no pueden. Los taxistas, por su parte, se han convertido en una mafia que presta un pésimo servicio, que tiene inconforme a los usuarios y que, con todo y eso, quieren gozar de exclusividad. Por ningún lado de aplica la ley. De nuevo digo, o no quieren o no pueden.
Urgen acciones concretas en todos los sentidos, porque este conflicto se ha convertido en una bomba de tiempo que explota de vez en cuando, pero que amenaza con dejar estragos de dimensiones mayúsculas. Diosito nos libre.
Cavilaciones:
Primera: Tal como se lo adelantó este felino, Héctor Serrano presidirá la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado a partir de septiembre. Parece que, en la siguiente Legislatura, la LXIV, sí va a haber gobierno.
Segunda: El que anda poniendo orden administrativo en las dependencias es el secretario de Finanzas, Omar Valadez. Sus misiones más complicadas son el SEER y la Secretaría de Salud ¡Miau!
Tercera: Cuentan que hay varios tiradores para la delegación de la SCT que ya le prometieron al aún diputado juanramirista, Alejandro “Caco” Leal Tovias. Dios nos agarre confesados.