
Durante muchos años, Tanquián de Escobedo, un municipio de la Huasteca Norte, no llamó la atención ni para bien ni para mal; tuvo un avance mínimo, pero sostenido, siempre con carencias y limitaciones. Nunca, ni por error, había llamado tanto la atención como lo ha hecho en los últimos meses, ya en el marco del gobierno que en cabeza el alcalde morenista Pablo Emmanuel Jonguitud Guerrero, quien, lejos de emprender acciones para llamar la atención por buenos motivos, ha hundido a la región en una terrible ola de violencia que, este fin de semana, los llevó a suspender las actividades de la Feria de San José 2025 ¿Dónde vimos esto hace poco? ¿Mazatlán?
La inseguridad se ha convertido en el pan de cada día para los tanquianenses como resultado de la falta de acciones, de planes, de estrategias. A eso se suma el evidente desinterés del alcalde para sumar voluntades con los diferentes niveles de gobierno y para atender con puntualidad las demandas de la ciudadanía que, ahora, debe lidiar con levantones, toques de queda y balaceras a toda hora del día.
Lo ocurrido este fin de semana durante una pelea de gallos en la Feria de San José es una muestra de lo mucho que ha escalado la violencia y de lo que puede llegar a ocurrir en otros municipios si es que las autoridades competentes no se aplican, si siguen de omisas y sintiéndose todopoderosas. Ya quedó claro que nadie puede solo, que se requiere de una estrecha colaboración con todos los sectores y con diversas autoridades para cumplir con la encomienda.
Pablo Emmanuel Jonguitud Guerrero tiene una deuda enorme con los tanquianenses y debe resolverla con urgencia como primera autoridad responsable, porque este no es el único problema que enfrenta el municipio, ahora, además de las carencias y la falta de servicios, hay una terrible inseguridad.
Cavilaciones:
Primera: Se organiza, con mucho cuidado, una misión comercial a España. Los invitados son tiburones y uno que otro empresario premium ¡Miau!
Segunda: La contaminación en la Zona Metropolitana está dejando al descubierto la indolencia de las autoridades ambientales, tanto de los Ayuntamientos que la integran, como de la SEGAM y del Gobierno Federal. Mientras los responsables de atender las contingencias andan en la grilla, la población se chuta las consecuencias de la mala calidad del aire, alergias, ojos llorosos y, algunos, hasta ganas de tejer una chambrita ¡Grrrrr!
Tercera: En Villa de Reyes, hay reportes de la descomunal contaminación que genera el tiradero municipal que opera de manera ilegal y fuera de normas ambientales. Algunos industriales ya andan poniendo el grito en el cielo porque, en el Ayuntamiento villarreyense, nadie atiende, nadie sabe nada.