San Luis Potosí es, este 19 de julio, sede de la XXVII Asamblea Plenaria de los Secretarios de Seguridad de México. Acuerdos trascendentes no se tomarán. La política pública del Gobierno de la República que encabeza Andrés Manuel López Obrador se mantendrá inamovible con el Ejército como jefe real de las fuerzas armadas, las policías preventivas estatales y algunas municipales.
La pasarela de secretarios con sus equipos de apoyo desfilará por las escalinatas del Centro de Convenciones. La mayoría totalmente desconocidos porque, hay que decirlo, en el obradorato, no se permitió el surgimiento de figuras con liderazgo político o social.
La potosina Rosa Icela Rodríguez es, oficialmente, la secretaria de Seguridad, pero tiene en realidad otras encomiendas del presidente. Ella es ruda, pero efectiva para las encomiendas que le hace el mandatario, de Seguridad sabe poco, pero es trabajadora y asertiva.
Así pues, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal no destaca por su labor o resultados porque, está claro, la seguridad sigue siendo un gran anhelo de México después de 20 años de violencia extrema, décadas en las que los grupos del crimen organizado se han disputado el territorio sin resistencia de nadie. Rosa no es precisamente una experta en la materia, pero cuando tiene que poner la cara, la pone sin problemas.
Sin una cabeza visible en el rubro, el Gobierno Federal apuesta a administrar los hechos delictivos con un objetivo; evitar que se utilice la palabra terrorismo (después de los bombazos en Jalisco) para evitar que los Estados Unidos tengan un pretexto intervencionista.
Sin liderazgos reales, es Omar García Harfush, el secretario de Seguridad de la Ciudad de México, el que llena ese vacío con operativos espectaculares que le han costado un atentado y muchos sustos. Es tan popular en la capital del país que aparece como el único capaz de ganar, para Morena, la capital del país en el 2024. García Harfush tiene amigos en San Luis Potosí, el alcalde capitalino, Enrique Galindo, fue su jefe cuando estuvo al frente de la Policía Federal. Se dice que conservan una buena amistad.
Fuera de Harfush no hay secretarios que destaquen en la opinión pública. En San Luis Potosí, Guzmar Ángel Castillo ha sido más que discreto. Sus apariciones ante la prensa son muy sobrias, ha evitado caer en controversias, pero se mantiene siempre abierto a dialogar cuando hay conflictos. En los delitos de alto impacto, interviene sólo lo necesario, porque tiene claro que su trabajo es la prevención del delito.
El día será largo, pero no se asusten si de pronto ven convoyes de autos con guardias, carros escolta y estas cosas que forman parte de la parafernalia de los jefes de la Seguridad en nuestro país.
Cavilaciones:
Primera: La dirigente de Morena en San Luis Potosí, Rita Ozalia Rodríguez, tuvo que recurrir a los clásicos grupos sociales, de esos que aborrece el presidente, para garantizar asistencia al evento de la aspirante presidencial, Claudia Sheinbaum. Sí. Adivinaron a Pueblo Libre y Antorcha Campesina. ¡¡¡Jesús, María y José!!! Hasta los bigotes gatunos se me erizaron.
Segunda: El gato criticón pide a los manejadores de imagen del Congreso del Estado que, por favor, le avisen a la presidenta, Cinthia Segovia, los códigos de vestimenta para los eventos a los que acude. La razón: en la inauguración de The Park se le notó muy perdida con su outfit. No encajó en la élite.
Tercera: El apoderado legal de la arquidiócesis, Marco Luna, llegó de apagafuegos a la parroquia de El Saucito. El presbítero es uno de los más efectivos operadores del gobierno católico en San Luis Potosí. Suerte le de Dios.
Cuarta: Este miércoles y a fuercitas, el alcalde de Matehuala, Iván Estrada Guzmán, tendrá que dar las pruebas que la Fiscalía General del Estado necesita para el proceso legal que tiene en su contra. Y es que no se puede olvidar que al flamante edil se le ocurrió mandar unos audios por WhatsApp donde se ponía a disposición del crimen organizado. Dicen que hay elementos suficientes para proceder. Ya veremos qué dice el fiscal.