Gerardo Sánchez Zumaya saltó a la escena pública en San Luis Potosí hace algunos meses, luego de que personal de la Fiscalía General del Estado realizara un operativo en un rancho de su propiedad ubicado en el municipio de Tanquián.
El empresario de origen huasteco reclamó, vía un video en sus redes sociales, la supuesta agresión de la que fue víctima su familia a manos de la Fiscalía y, según él, del gobernador y el secretario general de gobierno.
De acuerdo con fuentes de la Fiscalía, había una investigación en contra de su padre, Hilario Sánchez, quien, se sabe en la región, siempre anda metido en líos, igual que el abuelo de Gerardo, que desapareció hace años. El propio Gerardo, cuando era joven, fue víctima de secuestro.
El joven huasteco vio en la adversidad una oportunidad; convertirse en adversario del gobernador lanzando diatribas que le llenaron el ojo a algunos de los potosinos que no tienen coincidencias con el mandatario, pero que son incapaces de encararlo.
Gerardo Sánchez supo entonces que podía ampliar su camino y pensó, que podría repetir la jugada que hizo en Tabasco, donde, con ansias de torero, pero total y absoluta ignorancia política, buscó ser gobernador. Al final, Adán Augusto, actual líder de la bancada de Morena en el Senado, «lo arregló».
El empresario, también conocido como «El Mirrey de la Huasteca”, comenzó a reclutar seguidores y a rodearse de adversario de Ricardo Gallardo Cardona.
Hasta ahí todo era miel sobre hojuelas en el proyecto del dueño de Petrogesa hasta que, hace algunas semanas, Latinus, el medio de comunicación que dirige Carlos Loret de Mola, publicó un reportaje en el que dejó ver la existencia de un posible tráfico de influencias, con tufo a corrupción, en la asignación de millonarios contratos de Pemex.
Una investigación detallada publicada ayer en el Periódico Reforma dio cuenta de lo que parece ser una cloaca muy profunda de corrupción en Pemex de la que, por cierto, el hilo se comienza a romper por lo más delgado, es decir, por el lado de Gerardo Sánchez Zumaya, porque suena difícil que, en el pleito que traen el gobernador, Javier May Rodríguez y Adán Augusto, impliquen en la investigación penal a los hijos del expresidente o a los hijos del propio Adán Augusto.
Anoche, Loret retomó el tema y reveló que Sánchez Zumaya y su padre solicitaron amparos contra una posible orden de aprehensión y, con claridad, expuso que se trata de un asunto a cargo de la Fiscalía General de Tabasco.
El empresario no se permite analizar, mucho menos reflexionar la jugada y salió a responsabilizar de una persecución política al gobernador potosino, Ricardo Gallardo.
Por favor, que alguien le diga que está en problemas y que son graves, que el epicentro está en Tabasco y sí, que necesita la ayuda e influencias de quienes le llevaron a obtener los multimillonarios contratos de Pemex ¡Miau!
Cavilaciones:
Primera: Vero Rodríguez, dirigente estatal del PAN, está en busca de su reelección. La senadora con licencia se come el mundo a puños, pero no será tan fácil. Puede comprar a todos los consejeros del Comité Estatal, pero, antes de proclamarse ganadora, tendrá que enfrentar las consecuencias de sus malos resultados y la digna competencia de Lidia Argüello.
Segunda: Con la idea de que “es tiempo de mujeres”, hay muchos perfiles femeninos que se andan promoviendo como si fueran perfiles fuertes para contender por la gubernatura de San Luis Potosí en 2027. No diré nombres, para que no digan que es violencia de género, pero deberían revisar sus actos y verán como esas mismas mujeres han pisoteado a otras de sus mismos partidos con tal de quedarse con ciertos cargos. Congruencia.
Tercera: Ayer, de nueva cuenta y por enésima ocasión, un grupo de jubilados demandó el pago de pensiones y diversas prerrogativas que tienen pendientes. Que alguien ya les cumpla. Pobre gente, nomás los traen a vuelta y vuelta con promesas que nunca se hacen realidad.
