A pesar de todas las muestras de rechazo que se hicieron públicas en los últimos días, Morena, sus aliados y la mayoría aplastante que tienen en la Cámara de Diputados, dieron luz verde a la Reforma Judicial que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador. Aún falta el Senado, pero no se ve manera de que este fenómeno, que todavía no se sabe si será una hecatombe o una bonanza en plenitud, pueda frenarse.
En caso de que se consigan los votos suficientes en la Cámara Alta, el siguiente paso serán los Congresos estatales, donde Morena y compañía también tienen muchos aliados por lo que se sigue viendo imparable el asunto.
Los representantes del partido guinda ya lo han adelantado; si se concreta la reforma en lo federal, el siguiente paso será lo local a fin de que exista una homologación entre ambos niveles de impartición de justicia. De esta manera, el Poder Judicial de cada entidad federativa también podría recibir sus dosis de 4T.
En las tierras del Potosí, con la ayuda del Verde y del PT, Morena no tiene duda de que podría concretar una reforma similar, incluso, ya han comenzado a plantearse algunos de los puntos que se abordarían de manera prioritaria como parte de un posible proyecto que llegue al Poder Legislativo. Sí, una reforma judicial, como la que está haciendo escándalo en el país, podría aplicarse también en San Luis en términos bastante parecidos, aunque no termina de quedar claro cómo es que se procederá para garantizar que los lineamientos propuestos se podrán cumplir con cabalidad.
Es, justamente, el hecho de que haya tantos puntos desconocidos, lo que provoca desconfianza de la reforma porque, seguramente, los diputados que dieron el visto bueno y votaron a favor, ni siquiera se tomaron el tiempo o la molestia de leer el mamotreto que dejó el potosino Juan Ramiro Robledo en lo que muchos calificaron como un vil acto de traición a la Patria. Mientras no se desglose con peras y manzanas la reforma y los ciudadanos sean conscientes del tema, no se puede decir que atiende, con fidelidad, un reclamo social. El tiempo lo dirá.
Cavilaciones:
Primera: A propósito de San Lázaro, dicen que los recién estrenados diputados federales dejaron bufando sus trajes tras la prolongada sesión en la que le partieron su mandarina en gajos al poder judicial. Ni este gato, que es hippie y a veces tarda meses en bañarse, los aguantó. Para las próximas sesiones, les deberían conseguir un kit emergente antiolores, colores y sabores ¡Fuchi!
Segunda: Este felino se enteró, en los pasillos del Congreso del Estado, que una mano pachona está queriendo heredar a la próxima legislatura, en calidad de oficial mayor, a la diputada Cecilia Ochoa Limón. Si es que es cierto, la señora ya reunió a todos los trabajadores, pero en su contra. Falta ver qué dice Héctor Serrano, futuro presidente de la Junta de Coordinación Política ¿O acaso aceptará tener en un puesto tan importante a alguien que ya trae hartas malquerencias encima?
Tercera: Si a los habitantes de algún municipio le pesa dejar ir al alcalde, es a la de Matehuala, donde Franco Coronado, como alcalde interino, pacificó al pueblo y se puso a trabajar luego de un año y medio de una pesadilla llamada Iván Estrada, quien, por cierto, ahora es consentido de la dirigente estatal de Morena, Rita Ozalia Rodríguez.