Perro que ladra, no muerde, dice un viejo refrán y, como siempre, hay mucho de verdad en lo que afirma. Cuando el Sindicato Administrativo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (SAUASLP) comenzó a exigir el pago de una prestación que no le correspondía y amenazó con irse a huelga si no se le atendía su demanda, generó mucha incertidumbre, causó preocupación. Había mucha expectativa… pero, cuando se postergó una y otra vez el asunto, se entendió que no llegarían a nada.
La reelección de Gerardo Rivera Müller le dio un poco más de vida a la causa, pero no fue suficiente porque la UASLP ya estaba más que protegida. El rector, Alejandro Zermeño Guerra, se asesoró adecuadamente, soportó y dejó en claro que no cubrirían la exigencia sindical a menos de que una autoridad lo ordenara porque, reiteró, no había elemento alguno para desembolsar el dinero y pagarles nomás porque a los líderes del sindicato se les ocurrió.
Este jueves 19 de octubre, el sindicato hizo público su desistimiento de huelga donde se detalla que, tras consultar a los delegados del SAUASLP , la mayoría determinó que no se debía continuar con el emplazamiento huelguístico que se tenía previsto para el 9 de noviembre. En otras palabras, los delegados dejaron solo al líder sindical y optaron por razonar el tema, por evaluarlo con la cabeza fría; así, finalmente, cayeron en cuenta de que, en esta batalla, no había nada que ganar.
Fuentes internas de la UASLP refieren que hubo una buena mediación por parte del rector quien, dicen, siempre se mantuvo atento al tema y mostró la apertura necesaria para dialogar la situación y exponer que no era un tema de la Universidad, sino que, en realidad, no se solicitó en los tiempos ni con las formas adecuadas, además de que, dadas las condiciones financieras en que está la institución, por las presiones federales, no hay mucho que se pueda hacer al respecto.
Al final, prevalece el orden y se evita un daño enorme a la comunidad universitaria, porque quién sabe qué hubiera pasado si los trabajadores administrativos se hubieran obstinado en su postura. Qué bueno que les asistió la razón y qué mal, por cierto, que otras autoridades educativas, como la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado, no se den ni por enteradas. Su titular, Juan Carlos Torres Cedillo, nomás no da una; el primer año porque estaba aprendiendo, el segundo, por sus problemas de salud. Tan mal está el asunto que, a la fecha, no ha podido concretar la entrega de libros de texto gratuitos.
Cavilaciones:
Primera: El que se voló la barda fue el secretario de Desarrollo Social y Regional del Gobierno del Estado con su post en redes sociales. “Soy Leyenda” dice Ignacio Segura Morquecho. Que alguien le ayude, por favor. Que lo ubiquen. Está bien querer llamar la atención, pero hay formas.
Segunda: La “espuria” lideresa del PRI (como le dicen sus correligionarios), Sara Rocha Medina, está saqueando a gusto las magras arcas del partido. No te acabes PRI, que te estoy sangrando.
Tercera: Con la novedad de que, con motivo de las fiestas del Xantolo, la demanda de habitaciones de hotel en el Centro Histórico está desbordada. La derrama económica será buena en todo el Estado.