El 14 de septiembre, cuando los diputados de la LXIV Legislatura rindieron protesta, apareció el primer prietito en el arroz; la segunda diputación plurinominal del Partido Acción Nacional tenía dos cuerpos, el de Marcelino Rivera, inhabilitado por la comisión de diversas conductas administrativas irregulares, y Enrique Gerardo Ortiz Hernández, su suplente, ambos presentes y listos para investirse como diputados.
Marcelino llevaba artillería pesada para reclamar su curul. La senadora y dirigente del PAN, Verónica Rodríguez (que irrumpió con griteríos en el pleno violando todo protocolo) y Rubén Guajardo. En plena sesión solemne reclamaron el espacio para su protegido, Rivera Hernández.
El excoordinador de Finanzas de la pasada legislatura, Enrique Ortiz, fue por todo. Una vez protestado el cargo de diputado, se declaró independiente, mientras La cúpula panista argumentaba que era Rivera su diputado y en esas se pasaron la toma de posesión y el arranque del primer periodo de sesiones.
En la sesión del sábado 14, inexplicablemente fue retirado el identificador de la curul de Marcelino. En la de ayer, domingo 15, los panistas montaron una cara del huasteco en una de las curules mientras las patadas, mordidas y arañazos se dan por debajo de la mesa con los coordinadores de Morena y el Partido Verde.
En abril, cuando el PAN registró a Marcelino como candidato a diputado plurinominal en pago a financiamientos y apoyos a la dirigente, Vero Rodríguez, se sabía que tenía un proceso pendiente en el Instituto de Fiscalización, pero la sanción se conoció en mayo.
El Instituto de Fiscalización lo inhabilitó por 20 años por la comisión de diversas irregularidades cuando fue presidente municipal de San Martín Chalchicuautla en el periodo 2012-2015. Notificó al Congreso del Estado (la Legislatura que concluyó el 13 de septiembre pasado) y al CEEPAC.
Alguien, aparentemente, se hizo bolas y mandaron llamar al suplente de Marcelino en atención a la sanción que le impide ejercer el cargo. El resto es historia; los panistas están en el sagrado derecho al pataleo y han hecho sentir al macrobloque (Verde, Morena, PT y PANAL) que van a defender con uñas y dientes a Rivera Hernández.
La otra parte de la historia dice que, en Morena, se les ocurrió la maniobra para sumar un voto más a su bancada y el Verde aceptó, siempre y cuando garanticen que van en bloque y chinchín el que se raje.
El PAN ha sido oposición ausente durante la primera mitad del gallardato, pero parece que quieren sacar las uñas. Quién sabe si les alcanzará ¡Miau!
Cavilaciones:
Primera: La noche de este domingo, además del furor que hubo por el tradicional Grito de Independencia, en Palacio de Gobierno hubo una reunión importante entre el gobernador Gallardo y el alcalde de McAllen, Texas, Javier Villalobos, además de personal del Puente Anzualdas. Con ellos se compartió una cena de alta etiqueta cuyo menú incluyó tetela, chiles en nogada, fresitas con crema y harta bebida espirituosa de la marca Potosí.
Alguien debe poner atención a lo que pasa en el Asilo de Ancianos de Matehuala donde la directora, Georgina Moreno Leal, no sólo utiliza las instalaciones para consumir bebidas embriagantes, sino que hay serias acusaciones de maltrato a los abuelos, lo que incluye el despojo de sus tarjetas de pensiones, mismas que usa para irse de compras a Monterrey. Todo un caso para la CEDH.
Tercera: El departamento de logística del Gobierno del Estado anda haciendo cosas que generan enojo en la gente que acude a los eventos del gobernador. Desorganización y malos tratos a los asistentes, insultos y amenazas a medios de comunicación en el interior del estado. A ver si alguien le da un jalón de orejas a la titular, una señora conocida como Liz, que no es nada linda y tampoco eficiente.
