El 3 de diciembre de 2021, se dio a conocer la noticia de que Rocío Elizabeth Cervantes Salgado había presentado su renuncia como titular de la Auditoría Superior del Estado. En breve, Edith Virginia Muñoz Gutiérrez recibió el nombramiento de encargada de despacho para atender los compromisos que tuviera la institución. Entre omisiones y negligencias, pasaron casi dos años en los que la ASE permaneció en un incómodo letargo del que sólo despertaba para tirar dos o tres piedras sin sentido.
Mientras que la ASE dormía, se perdieron años valiosos en los que se tuvo la oportunidad de revisar a fondo varios de los ejercicios fiscales más cuestionados de los últimos tiempos. Ni siquiera porque varios de estos gobiernos forman parte de lo que ahora se conoce como la maldita herencia. Quizá no sea tanta ni tan maldita como se dice, porque si fuera real, la ASE estaría ahogándose en trabajo… pero no.
Nada se supo de la revisión a las cuentas públicas de Xavier Nava, a pesar de que hubo incontables denuncias y evidencias de los malos manejos que hizo como presidente municipal. Tampoco se supo de acciones en contra de las anomalías generadas durante el gobierno de Juan Manuel Carreras López. Al despacho del exgobernador no lo tocó ni con el pétalo de una observación a pesar de que todo el mundo sabía que, desde ahí, se pagaban las campañas negras que se orquestaron en contra del ahora gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
Y no, no hay que confundir las denuncias contra exfuncionarios. El caso de Mónica Rangel y de Miguel Ángel Lutzow son resultado de una atrevida denuncia que interpuso el doctor Daniel Acosta, tema por el que todavía no puede conciliar el sueño. Jaime Pineda y Leopoldo Stevens tampoco son méritos de la ASE. El proceso inició en otro lado.
Edith Virginia fue un perfil pequeño para la ASE, pero no había más y al ver que su cargo se prolongaba, hubo ratos en los que se envalentonó y hasta se negó a proporcionar información al Congreso del Estado, pero esa valentía nunca la usó para sancionar a aquellos que sangraron el erario de San Luis Potosí.
Con tanto tiempo perdido, ya ni llorar el bueno. Ahora, sólo queda esperar a que el nuevo Instituto de Fiscalización Superior del Estado y su titular, que habrá de definirse en breve, no vengan a dar pena ajena.
Cavilaciones:
Primera: El arzobispo de San Luis Potosí, Jorge Alberto Cavazos Arizpe, tendrá el fin de semana el Congreso Eucarístico en el que los católicos pretenden demostrar que siguen siendo un grupo grande e influyente en la vida del Potosí.
Segunda: En la Zona Industrial ya es obligatorio el uso de cubrebocas en espacios cerrados. Más vale prevenir.
Tercera: Que después del Segundo Informe del gobernador Ricardo Gallardo habrá cambios en posiciones importantes del gabinete legal del mandatario. A ver quién se va, quién se queda y quién llega.