Ni un poquito ha cambiado el presidente Andrés Manuel López Obrador; sigue siendo el mismo que visitó San Luis Potosí por allá del 2018 cuando venía pidiendo el voto parejo, el mismo que prometía acabar con la corrupción y quitarle a los de arriba para darle a los de abajo, el mismo que decía condenaba las despensas de frijol con gorgojo y ponía primero a los pobres.
Después de seis años, con los programas que ha implementado y con los logros que presume, se esperaría que el país completo tuviera un cambio, aunque fuera pequeño, pero su repentina visita a las tierras del Potosí, en vísperas de que inicie el proceso electoral, exhiben una realidad que preocupa y que desata muchos cuestionamientos en torno a lo que se hizo durante su gobierno.
En mayo de 2020, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que daba rango constitucional a los programas sociales, pero, desde diciembre de 2023, el presidente López Obrador volvió a tomar ese tema, lo convirtió en parte de su discurso y ahora lo anuncia por todos lados, aunque ya es un hecho, ya es una realidad, él mismo lo hizo ¿Qué necesidad de retomarlo así? ¿Ya no tiene nada más por destacar?
AMLO sabe que, en tiempos electorales, los beneficiarios de los programas sociales son prioritarios para quedar bien parados en la elección, por eso, quizá, no sorprende que haya retomado ese discurso del 2018, cuando insistía en que se iba a trabajar para darle a la gente lo que necesitaba para vivir con dignidad. Qué perverso si las cosas son así.
El presidente tiene temas pendientes en San Luis Potosí; no se olvida que dejó tirada la Vía Alterna, que no ha podido terminar la carretera Valles-Tamazunchale y que no ha podido despegar el Aeropuerto de Tamuín, además del caos que hay en el sistema de salud desde el fracaso del INSABI y la improvisada impuesta en marcha del IMSS-Bienestar. Eso, sin mencionar que las famosas pensiones de adultos mayores que se deben entregar cada dos meses, llegan sólo tres o cuatro por año.
AMLO es el mismo de siempre, porque sabe que está en campaña, como lo estuvo durante 18 años. El de candidato o aspirante es el papel que mejor le sale. El de presidente, no lo ha practicado tanto. La diferencia es que, ahora, sabe que no es él quien va a la boleta, por eso no tiene reparo en hablar de quien lo relevará en el cargo, a quien pinta, por cierto, como un perfil igual o mejor que él.
El tiempo lo dirá…
Cavilaciones:
Primera: Esta semana, habrá una nueva reunión entre los tres aspirantes más fuertes a la alcaldía capitalina; Rubén Guajardo, que prácticamente ya se bajó de la contienda, el alcalde Enrique Galindo, que va por la reelección y David Azuara, que sigue en el juego porque no tiene nada que perder. Los tres prometieron acudir con su corazón en la mano ¡Ajá!
Segunda: En las negociaciones previas a la firma de la coalición de Verde-Morena-PT, en la Ciudad de México, el dirigente petísta en San Luis Potosí, Héctor Serrano, comenzó a sentir unas patadas bajo la mesa, eran del representante del Partido Verde, así que tuvo que revirar y atajar al de huaraches que le quiso zapatear. La discusión se puso color de hormiga y se espera el desquite en plena campaña.
Tercera: En los organismos empresariales han puesto el grito en el cielo, porque, ahora resulta que Potosinos con Valor les comió el mandado y lanzó al doctor Jaime Chalita como candidato al Senado y al estafador de los Ixtleros, Juan Carlos Salazar como candidato a diputado federal por el Primer Distrito. Se apuran por nada, la derrota ya la tienen.
