La concesión que explota la empresa Aguas del Poniente está convertida en el punto de quiebre político y social de San Luis Potosí porque, además de un duelo de poder entre el empresario Carlos López Medina y el alcalde Enrique Galindo, está de por medio el abasto del vital líquido en la zona platino de la Capital del sí.
El tema comenzó mal y todo indica que va a terminar mal; el Ayuntamiento panista, que encabezó Jorge Lozano Armengol, le otorgó la graciosa concesión y de ahí para el real. Todos los desarrolladores de nuevos fraccionamientos, edificios de departamentos y plazas comerciales se atascan con el no pago de los derechos correspondientes, sobre todo, a saneamiento.
Pero el duelo de poder a poder entre López Medina y Galindo tiene un punto profundo. Se trata de una traición que convirtió al más antigallardista en un humilde vasallo del gobernador, Ricardo Gallardo. La concesión del agua lo vale.
Este jueves el gobernador Gallardo habló por primera vez en público de la empresa y, claro está, se fue contra Interapas al considerar que son comparsa de la concesionaria. Así, mientras Gallardo se sube al tema, el Ayuntamiento promueve el respaldo federal que llevó al presidente, Andrés Manuel López Obrador a abordar la situación, obviamente, fustigando a Aguas del Poniente.
Es un hecho que el presidente sabe que el concesionario López Medina es el principal promotor de una denuncia por daños y perjuicios tras la declaratoria de área natural protegida de la Sierra de San Miguelito, nada más y nada menos que por cuatro mil millones de pesos. Luego entonces, como dirían los clásicos, el presidente encontró en el alcalde, Enrique Galindo, la pieza para mantener a raya al empresario.
Cercanos a Galindo y a “El Chato” aseguran que eran amigos, que casi casi comían en el mismo plato, pero que la traición que le jugó el empresario terminó por romper sus lazos que, hay que decirlo, no eran afectivos, sino de conveniencia, por la posición de ambos.
Es preciso recordar que El Chato se quedó sin capacidad de maniobra política con el gobernador y con Galindo porque, en las elecciones, se metió a fondo en contra respaldando los proyectos perdedores de Octavio Pedroza y de Xavier Nava.
Litigar con el gobernador como aliado es fácil. El empresario mantiene como su abogado a Gustavo Barrera al que el gallardato le da urticaria, así que suena difícil que lo cobijen en la disputa por mantener la concesión del agua para la zona fifí que, por cierto, amplían bajo el principio de agandalle limpio.
Por el lado de Galindo, está claro que el Gobierno federal está en el tema y respaldan al alcalde. Esta historia continuará.
Cavilaciones:
Primera: Xóchitl Gálvez dejó maravillado a medio mundo durante su visita a San Luis Potosí, pero fuentes cercanas y que la acompañaron durante toda su agenda, aseguran que se comprometió a rescatar al exalcalde Xavier Nava. La expresión la soltó durante una reunión de panistas que se quedaron con un palmo de narices. Ignorante de la realidad local, la aspirante presidencial se rodeó de puros perdedores, flojonazos y catarrines. Y vienen cosas peores, dice la biblia.
Segunda: La solicitud de ficha roja de Interpol para buscar a Fernando Medina, agresor del joven empleado del Subway de Rutilo Torres, solo viene a confirmar que el tipo se fugó en los bigotes de las policías de los tres órdenes de gobierno ¡Apenas se puede creer!
Tercera: Está bien que los voceros de las dependencias estatales se emocionen con las acciones y programas que se van implementando, pero es ridículo que, a través de sus redes sociales le quemen las noticias al propio gobernador. Eso pasó con las unidades de la MetroRed; un trabajador de la SCT ventiló todos los detalles en su perfil personal mucho antes de que el gober lo anunciara. Curioso que sean muy comunicativos en ese rubro, porque en lo oficial, nomás no hay nada.