En tiempos del ahora expanista, Jorge Lozano Armengol, el Cabildo capitalino autorizó una concesión para la distribución y cobro del servicio de agua potable al empresario Carlos López Medina, ello, con la supuesta intención de que ayudar a un Interapas ya de por sí saturado con la demanda que tenía en la zona metropolitana. Tras varios años de provecho, la vigencia está por terminar.
Ante el fin del plazo el empresario, experto en litigar asuntos de tierras y dominar a hombres del poder, ha comenzado una estrategia para mantener el control de la distribución del agua en la zona diamante de San Luis Potosí, de las que, por cierto, él es el principal desarrollador inmobiliario.
López Medina fue factor fundamental en el rompimiento entre el alcalde, Enrique Galindo y el gobernador, Ricardo Gallardo. A él se debe que, ahora, el presidente municipal y el titular del Ejecutivo Estatal no se puedan ver ni en pintura. Curiosamente, de este pleito, él vuelve a ser de los más favorecidos.
Experto en estrategia política, siempre tiene argumentos para imponer sus condiciones. En el caso del agua, no paga lo que corresponde, no cubre costo de drenaje (de ahí que el Club La Loma tenga adeudos por más de 24 millones de pesos al negarse a pagar desde hace 19 años), pero eso sí, puntualmente recoge el tributo de los usuarios.
El problema de Aguas del Poniente se volvió más grave cuando se descubrió que, de la noche a la mañana, había excedido el polígono que le autorizó inicialmente el Cabildo. Ahora, como si fuera una decisión personal, López Medina decidió adjudicarse diversos fraccionamientos, ofrecer el servicio, cobrar por él y, claro, no tributar dicho cobro ante las autoridades competentes.
Como mojarra enjabonada, “El Chato” es un perfecto escapista en los últimos 20 años, el único que ha sido capaz de cobrarle alto es Jacobo Payán, que le permutó el pago por la construcción del deprimido de la glorieta González Bocanegra, frente al Hospital Central. De igual a igual y sin recato Payan le hizo cuentas y le pidió que pagara ¿Lo hará Enrique Galindo?
Cavilaciones:
Primera: El director de Deportes del Ayuntamiento capitalino, Luis Fernando Alonso, ya se siente diputado. Cree que con los programas que ha emprendido a nombre del alcalde Enrique Galindo podrá ganarse una candidatura por el PRI-PAN y aliados. Nada más que, como él mismo recordará, ya lo intentó antes y fracasó terriblemente porque pensó podía ganar sin trabajo de campo. Le hace falta mucho caminar por las colonias.
Segunda: Si pensaban que el romance del secretario general de Gobierno, Lupe Torres, y la vicefiscal Xitlálic Sánchez, era el único que podía terminar en boda, están muy equivocados. Hay otro bodorrio en puerta y pinta pa’ echarle competencia al festejo que se celebró en San Miguel de Allende.
Tercera: La Barbie-manía le está pegando a todo mundo. Adivinen quién es el más fan de la muñeca en el Gallardato. Ya se le vio por todos lados vestido de rosa y siendo lo que quiere ser.
Cuarta: No es secreto, pero vale la pena recordarlo. En la Fiscalía tienen, al menos, nueve expedientes de alcaldes y exalcaldes que tendrán que atender asuntos graves. Israel Reyna, el consentido del carrerato, está en primera fila de las carpetas.