El sábado 29 de junio, los diputados que integran la LXIII Legislatura realizaron la última sesión ordinaria de su historia; entregarán el cargo en septiembre y serán arrumbados en el baúl de los recuerdos, aunque, en realidad, no hay una razón para recordarlos, ni para bien ni para mal, o lo que es lo mismo, pasarán a la historia como diputados indoloros, incoloros e insípidos.
Hay tres personajes, sin embargo, que repetirán curul y que ya se ve el papel que jugarán: Rubén Guajardo tiene mucho que pagarle al Partido Verde, algunos dicen que hubo maniobras para que perdiera Anita Pineda, a la que, de inmediato, le dieron la dirección del Parque Tangamanga (cayó para arriba). Aranza Puente y Cuauhtli Badillo también repiten, pero esos con casos aparte.
Rubén está convertido en operador político de la Secretaría General de Gobierno. El primer abono a la deuda política que tiene con el número dos del Gallardato fue el punto de acuerdo que los diputados votaron por unanimidad para exigirle a la secretaria de Seguridad Federal y posible secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, el pago de 100 millones de pesos que le debe al Estado por el pago de manutención de los presos federales que están recluidos en cárceles potosinas.
El tirititito que se aventó el más verde de los panistas deja ver que, desde la Secretaría General de Gobierno, le andan buscando pleito a la poderosa Rosa Icela Rodríguez, que, seguramente, tiene en su lista de pendientes algunos ajustes de cuentas en territorio del Potosí.
La otra herencia maldita que dejarán los diputados es la reforma a la Ley de Pensiones hecha sobre las rodillas, sin un estudio actuarial, lastimando a rajatabla el presupuesto de diversas dependencias y dejando de lado los actos de corrupción que se denunciaron al principio de la actual administración y que, parece, se olvidaron.
En fin, los diputados que se van no aportaron nada positivo ni sustancial a nuestro marco jurídico. El tiempo dejará al descubierto las barbaridades que aprobaron sin leer y que fueron motivo de discordia entre algunos legisladores y los asesores de varias comisiones.
Y es que, a propósito de asesores gandallas y tranzas, ahora sí se van a topar con pared si es que se confirma que será Héctor Serrano el presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO). Rubén Guajardo, ficha del secretario general de Gobierno no la tendrá fácil para manipular el tinglado. En cuanto a los asesores, algunos, como el nefasto Ignacio Acosta, anda buscando seguir en la nómina sin trabajar, despliega una propuesta de integración de comisiones pasando por alto que Serrano no es un novato, mucho menos un tonto y que se acabaron los bobos a quien engañar o los trinquetes que perfeccionar.
Sea como sea, los actuales diputados ya hasta se tomaron la foto de despedida y la mayoría cree que el gallardato pagará sus servicios con una chamba de buen nivel en el gobierno como ocurría en el pasado. Por lo pronto, seguirán cobrando puntualmente su salario durante julio, agosto y la primera semana de septiembre. Una chambita de esas.
Cavilaciones:
Primera: Adivinen quién se atravesó para truncar la llegada de Ernesto Barajas Abrigo a la CEGAIP ¡Miau!
Segunda: Con la novedad de que el Mirrey de la Huasteca anda buscando aliados políticos en la región Altiplano ¡Puuurrrrrh!
Tercera: Enrique Galindo Ceballos regresa, hoy, a sus labores como presidente municipal de la capital portando una expectativa importante.