Pasaron ya 100 días desde que Claudia Sheinbaum Pardo asumió funciones como presidenta de México, la primera mujer ostentar el cargo, y las cosas no han cambiado de manera sustancial. Sí, dirán que 100 días no son suficientes para sanar a un país enfermo, para darle un giro de 180 grados o para lograr enmendar algunos de los tantos problemas que afectan a la sociedad mexicana. No, no es posible, pero debería verse el comienzo de la estrategia o, por lo menos, la voluntad de hacerlo. De eso, nada todavía.
Claudia llegó a la Presidencia con muchas expectativas; una mujer de ciencia, cercana al pueblo, de resultados probados en la Ciudad de México (aunque altamente cuestionado el tema), con un discurso sí parecido al de su líder, Andrés Manuel López Obrador, pero con la visión de renovarlo y aprovechar lo mejor para darle a México lo necesita. Han pasado 100 días y todo sigue siendo discurso.
No me van a negar que el país sigue hundido en violencia, que la inseguridad sigue siendo un problema que nomás no se ve cómo van a arreglar. No me van a negar que el sistema de salud está en ruinas y que lo peor del caso es que las autoridades se niegan a reconocer la realidad que, a diario, sufren miles de pacientes que buscan atención especializada o medicamentos. No me van a negar que la corrupción sigue siendo el peor cáncer que enfrenta la función pública. No me van a negar que los programas sociales son una vil estrategia de clientela política. No me van a negar una larga lista de etcéteras que no han acercado a México al lejano Dinamarca que prometía El Peje.
En cuanto a las relaciones, el gobierno de Claudia pinta bien para San Luis Potosí, aunque habrá que ver si se pasa del discurso a la acción. La presidenta y el gobernador potosino, Ricardo Gallardo, tienen buena relación, hablan directamente y son capaces de mantener el diálogo, situación que contrasta con la tensa relación que existía con el caprichoso de López Obrador, que hablaba cuando quería y de lo que quería. Pareciera que, en 2025, podrían emprenderse buenos proyectos en conjunto y atender a fondo las necesidades que tiene San Luis Potosí.
Claudia tiene que dar un golpe sobre la mesa y dudar de lo que sus colaboradores le digan, dar un golpe de timón y dejar de ser una parodia mal lograda de su antecesor. Claudia tiene que imponer su estilo, sus formas y su visión de gobierno para que se logre el cambio que tanto presume. Lo necesita, sobre todo, ante las presiones y la amenaza latente que representa el inminente arribo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Cavilaciones:
Primera: Ayer, ocurrió otro incidente con un InDriver. el chofer llevó a un domicilio de Cerro de San Pedro a una persona. En el trayecto, se fue arrepintiendo del viaje y renegando por la paga previamente pactada. Concluido el servicio, el conductor aprovechó que la pasajera dejó unas sábanas y su teléfono mientras bajaba parte de sus cosas y se fue ¿Qué más tiene que pasar para que la SCT meta orden a los operadores de transporte vía plataformas?
Segunda. Guerra anunciada, no mata soldado. Alguien debería decirle al titular del Instituto de Fiscalización Superior, Rodrigo Lecourtois, que se ha perdido coherencia jurídica y se va convirtiendo en un lastimoso perrito que ladra, pero no muerde. Hasta donde este felino se quedó, el hombre era inteligente y tenía un esquema mental claro ¿Apoco el cargo le secó el cerebro? ¡Miau!
Tercera: Nuestros vigilantes en los tejados nos avisaron de ooootro romance muy incipiente por los rumbos del Ayuntamiento capitalino. Ese cupido anda desatado este 2025 ¡Que viva el amor!
