En diciembre de 1994, Jacobo Grinberg logró lo que hasta entonces solo había sido posible en las páginas de la ciencia ficción: alterar la estructura misma del plano físico. Su investigación, que hoy se encuentra en el olvido oficial, representó un hito en la comprensión de la conciencia humana y la física cuántica.
Este enigmático investigador, descrito por sus colegas como un genio silencioso, estaba obsesionado con la teoría del entrelazamiento cuántico aplicado a la mente humana. Según sus teorías, una conciencia entrenada podría sincronizarse con una frecuencia específica del vacío cuántico, permitiendo que la realidad material se moldeara a voluntad. Y al parecer, lo consiguió.
¿Cuándo ocurrió?
El experimento tuvo lugar en un pequeño laboratorio en las afueras de Ginebra, en un centro de investigación menor cuyo nombre jamás fue mencionado después del incidente. Allí, el científico desarrolló una máquina del tamaño de una cabina telefónica, equipada con un generador de campos electromagnéticos pulsantes, espejos orientados fractalmente, y un casco neuronal hecho de un compuesto metálico desconocido, que no coincidía con ningún material conocido en la tabla periódica.
El objetivo de este dispositivo era inducir un desfase temporal y espacial a través de la mente, sin embargo, horas después de activar la máquina, los vecinos reportaron un «estruendo sin sonido», un pulso de aire denso que alteró la atmósfera. Al día siguiente, cuando los investigadores regresaron al laboratorio, descubrieron que no quedaba nada: el edificio estaba intacto, pero vacío. No había documentos, archivos ni siquiera polvo, las cámaras de seguridad registraron 24 horas de estática, como si el tiempo hubiera sido editado por una fuerza externa.
Lo único que sobrevivió fue una nota garabateada en la pared: «No era un experimento. Era un portal.»
¿Qué sucedió con Jacobo?
Desde entonces, las teorías sobre lo sucedido han sido diversas. La versión oficial sostiene que nunca existió tal investigación, pero varios académicos europeos han admitido haber trabajado con el científico antes de su desaparición. Para la CIA, el hombre habría logrado un salto dimensional no autorizado, lo que lo habría llevado a ser reclutado en proyectos secretos como el Proyecto Montauk o remanentes del MK-Ultra.
Algunos aseguran que lo que abrió fue una brecha interdimensional, un portal hacia planos en los cuales la conciencia humana aún no está preparada para existir. Los rumores continúan, con testigos afirmando haberlo visto en lugares tan distantes como Mongolia, Argentina e incluso la Antártida, sin haber envejecido ni un solo día.
¿Fue este científico eliminado, ascendido, o atrapado entre realidades? Tal vez no desapareció… tal vez simplemente dejó de pertenecer a este plano.
