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¿El amor está en el cerebro o el corazón? La ciencia responde

* Un viaje entre la euforia y el apego

El amor ha sido objeto de estudio desde la filosofía hasta la neurociencia, revelando que más allá de la poesía y el romanticismo, este sentimiento tiene una base neurobiológica que impacta nuestra mente y cuerpo. Lejos de “sentirse con el corazón”, el amor ocurre en el cerebro, donde diversas sustancias químicas regulan nuestras emociones, vínculos y comportamientos.

Las fases del amor: del enamoramiento a la estabilidad

A nivel neuronal, el amor se divide en dos fases principales:

1.Enamoramiento: se caracteriza por la euforia, el deseo y la excitación, similares a los efectos de sustancias adictivas como la cocaína o las anfetaminas.

2.Amor pleno: cuando la relación se fortalece con el tiempo, aparecen sentimientos de seguridad, tranquilidad y apego.

La dopamina juega un papel clave en la primera fase, activando los centros de recompensa del cerebro y generando placer ante la interacción con la persona amada, incluso con solo ver una foto o recordar un momento compartido. La serotonina, en cambio, disminuye en esta etapa, provocando pensamientos obsesivos y fijación en la pareja, lo que explica por qué el amor puede llegar a parecer una adicción.

Cuando la relación madura, entra en juego la oxitocina, conocida como la hormona del amor, responsable del apego, la confianza y la estabilidad emocional. Se libera en momentos de intimidad, como abrazos, besos, el sexo o incluso el simple hecho de compartir tiempo de calidad.

¿El amor es ciego? La ciencia dice que sí

Investigaciones han demostrado que el enamoramiento afecta el funcionamiento del cerebro, reduciendo la actividad en áreas relacionadas con el juicio y la racionalidad. Esto explicaría por qué en las primeras etapas se idealiza a la pareja y se minimizan sus defectos.

Pero, ¿qué ocurre cuando la euforia disminuye? La estabilidad del amor a largo plazo depende de factores como la compatibilidad, el compromiso y la construcción diaria de la relación, tal como lo planteaba Erich Fromm en su teoría sobre el amor como una acción consciente y no solo un sentimiento espontáneo.

El lado oscuro del amor

Si bien el amor es fuente de felicidad, también puede derivar en problemas emocionales y trastornos psicológicos. La ansiedad por la separación, los celos patológicos y la dependencia emocional pueden estar relacionados con un desequilibrio en los mismos neurotransmisores que impulsan el amor.

En este sentido, entender el amor desde una perspectiva científica no solo ayuda a fortalecer las relaciones, sino también a prevenir dinámicas dañinas. Como cualquier otro proceso humano, amar también requiere autoconocimiento, inteligencia emocional y, en algunos casos, apoyo profesional.

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