Junto con retrocesos tan importantes como los que se han dado en Salud y Seguridad este sexenio que termina, en Educación Pública se registra estos años un auténtico desastre que podrá tardar mucho tiempo en corregirse y, de hecho, viene a ser el problema número uno de México hacia el futuro. Aunque amerita la más alta prioridad, ésta nunca se le ha otorgado por diversas razones.
De manera similar a otras áreas, la educación ya venía bastante mal de gobiernos anteriores, pero los últimos años ha empeorado en forma alarmante en sus indicadores y, aún más, en sus perspectivas a mayor plazo. De entrada, afecta que el líder nacional no está a favor de ella… a partir de sus lamentables experiencias personales (escolarizadas y no escolarizadas) ha rechazado elementos fundamentales como la calidad educativa, las evaluaciones, la pedagogía moderna, la apertura al mundo…
Miren, la educación se ha politizado en el peor sentido de la palabra, y así se vulnera el futuro de nuestra niñez y juventud en paralelo al decaído potencial del país en un mundo que se mueve a otra velocidad y en otras direcciones. Al principio del sexenio las cosas parecían mejorar, pero luego se perdió el rumbo y no se ve nada bueno para el próximo gobierno.
En este espacio no doy detalles de los datos duros de la debacle, aunque tampoco dejo de mencionar que tanto la deserción escolar como el rezago de aprendizajes básicos no se han revertido después de la pandemia. Y los resultados de la última evaluación PISA de la OCDE revelan en Matemáticas un desplome con respecto a 2018, que nos regresa a los niveles del año 2003, lo cual implica que 2 de cada 3 estudiantes no alcanzan el nivel básico de aprendizaje; en Lectura y Ciencias, también hay colapsos de 2018 a 2022 y estamos entre los países peor calificados de los 37 de este significativo grupo.
A su vez, ojo, los experimentos con los libros de texto fueron fatídicos en tanto que se ideologizan y se alejan de la formación para el trabajo y la productividad. A mayor plazo, tengamos en cuenta, todo lo mencionado amenaza las posibilidades de crecimiento económico, distribución, competitividad, bienestar social…
* EL SECRETO DE LA libertad es educar a la gente, mientras que el secreto de la tiranía radica en mantenerla ignorante (M. Robespierre, 1758-94).
* ES CIERTO QUE, SI le apuesta a la educación, un país se transforma de manera muy positiva. Ese ha sido el caso de Japón, Corea del Sur, Singapur, Suecia, Finlandia o China, que han hecho lo opuesto al obradorismo en México. Y lo acreditan desde el nivel básico hasta la educación superior, en la que ya añaden 21 universidades a las 47 de Estados Unidos e Inglaterra, entre las cien mejores del mundo (Ranking Universitario Mundial 2024, Times Higher Education). Ninguna de América Latina se incluye en este listado.
* YA DECÍA Simón Bolívar: “Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”. Claro, esto viene muy al caso para los populistas venezolanos que ahora se dicen bolivarianos… y también para los populistas mexicanos que quieren imitarlos hoy en contra de nuestra Constitución.
* AHORA MISMO, ANTE EL obsceno intento de fraude electoral en Venezuela, el papel del gobierno de México ha sido muy lamentable. Va contra la razón y contra el mundo.
Sin embargo, tanto este terremoto como el de la captura del Mayo Zambada con sus implicaciones para López Obrador, tienen menor importancia que el atentado de la sobrerrepresentación legislativa que busca impulsar reformas anticonstitucionales hacia una dictadura como la venezolana.
Con todo, nuestro tiranuelo se reafirma como alguien delincuencial, abusivo, cobarde, pendenciero, inculto, antidemocrático y muy acomplejado.
* MUCHOS EXCLAMAN YO NO soy político; sin embargo, no opinar o no intervenir en política tiene relevantes implicaciones políticas. Señalaba la escritora y periodista estadounidense Martha Gellhorn (1908-98): “La gente a menudo dice con orgullo ‘No me interesa la política’. Es lo mismo que si dijeran ‘No me interesa mi calidad de vida, ni mi salud, ni mi trabajo, ni mis derechos, ni mi libertad, ni mi futuro ni el futuro de nadie’. Si queremos tener algún control sobre nuestro mundo y nuestras vidas, debe importarnos la política”.
@cpgarcieral