El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha declarado «guerra» a las bandas criminales que han sumido al país en un día de terror y caos, marcado por ataques armados, incendios de vehículos, secuestros de policías y motines en cárceles. La respuesta del gobierno ha sido una medida polémica e inédita: declarar un «conflicto armado interno» y considerar a los grupos del crimen organizado como «terroristas».
En esta primera jornada bajo este escenario, se informa que se detuvieron «329 terroristas» y cinco fueron abatidos, mientras dos policías perdieron la vida y uno resultó herido. La actividad en las calles ha disminuido considerablemente, con suspensiones de clases y un ambiente de tensión, especialmente alrededor del Palacio de Carondelet, sede presidencial.
La decisión de Noboa ha llevado a un inusual conflicto interno, con medidas de seguridad reforzadas y preocupación en la población. Al menos 139 funcionarios de prisiones, entre guardias y personal administrativo, permanecen retenidos en cárceles donde los presos se han amotinado en protesta contra la política de mano dura que busca implementar el presidente en el sistema penitenciario.
Aunque se han registrado esfuerzos para liberar al personal penitenciario, Noboa se muestra intransigente, afirmando que «no podemos ceder ante estos terroristas» y destacando que Ecuador está en «estado de guerra». Esta escalada de violencia surge ante los planes del gobierno de aislar a los líderes de las bandas criminales y trasladarlos a cárceles de máxima seguridad.
Las cárceles en Ecuador han sido foco de violencia, con más de 450 presos asesinados desde 2020 en masacres carcelarias. La situación se complica con fugas de líderes criminales, como José Adolfo Macías ‘Fito’ y Fabricio Colón Pico, ambos fugitivos tras incidentes en cárceles.
El asalto al canal de televisión en Guayaquil también generó temor, con 13 detenidos procesados por terrorismo. La Fiscalía ordenó prisión preventiva para once adultos y envió a dos menores a un centro de internamiento. El miedo persiste entre los trabajadores del canal que vivieron el ataque.
Ecuador enfrenta un desafío sin precedentes mientras el gobierno busca restaurar la paz y la seguridad, pero la situación sigue siendo fluida y se espera que se desarrollen más acontecimientos en los próximos días.
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