Ciudad Valles, S.L.P.- Continuando con las historias de los habitantes más longevos, encontramos a Don Wilfrano Pérez Vega, a sus 100 años de edad enfrenta una fractura de cadera, que le impide su movilización completa, pero se ayuda de sillas y paredes para ir de un lugar a otro.
Con una conciencia completamente tranquila y en espera de clientes en su tiendita Abarrotes «El Ranchero», en la colonia Guadalupe, Wilfrano es una persona que recuerda muchas cosas de su vida, de su infancia, incluso hasta los nombres de sus abuelos y padrinos de bautizo, por lo que con esta lucidez comenzó a narrar sus vivencias.
Nos remontaremos al estado de Querétaro, dónde nació, en un poblado llamado Tancoyol, un 20 de marzo de 1922, siendo sus padres Severiano Pérez Méndez y Agapita Vega Durán.
Aseguro no haber ido a la escuela, solo fue unos días y tuvo que salirse para trabajar, pero también le encantaba bailar y cantar, por lo que se escabullía a los bailes desde los diez años.
Recordó haber tenido que esconderse por temporadas debido a que había gente que se llevaba a los niños y jóvenes, a otros lugares, de los cuales nunca regresaban.
Comentó que en el año de 1926 cerraron las iglesias y muchos años después (1935) comenzaron a abrirlas, por lo que junto a su familia pasaban por pueblos con miedo, porque había mucha gente muerta, tirada por las calles y su alrededor mucha sangre.
Durante ese periodo (década de los treinta) hubo una maldición que cayó sobre el pueblo, dónde vivían, en Peñamiller, dónde la iglesia estaba cargo del Padre Malagón, el presbítero de apoyo, el padre Perea, abrió la iglesia a fuerzas y el padre Canónigo, quien ostentaba una jerarquía mayor, se enojó tanto que se pelearon a golpes adentro de la iglesia y eso quizás desató la furia de Dios que inundó al pueblo tiempo después.
Aprendió a leer hasta los veinte años de edad, y a multiplicar por igual.
Se dedicó a trabajar en diferentes lugares y llegó a Ciudad Valles el 2 de septiembre de 1967 y el 13 de junio de 1970 comienza a vivir en la colonia Guadalupe.
En Ciudad Valles, dijo que durante el periodo de Margarita Baconnier, ella quería poner la estación de policía en el terreno donado para la primaria José María Morelos, y los vecinos encabezados por el, impidieron que esto pasara y finalmente fue creado el centro educativo.
Estuvo casado con Clara Cabrera Acuña y tuvo nueve hijos, tres de los cuales ya fallecieron. Se dedicó al comercio, vendía artículos por todos los municipios de la Huasteca.
Su alimentación favorita consiste en calabacitas, nopales, café negro, tortillas hechas a mano, pollo en caldo, salsa de molcajete, atole de masa, además le encanta la cerveza y el aguardiente, que aún ingiere sin problemas.
No tiene ninguna enfermedad, solo continúa arrastrando un problema del oído desde su juventud, de su vista se cansa pero aún puede leer libros y el periódico con lentes.
Es conocido en la colonia porque cura de espanto y las torceduras.
Y la entrevista la finalizó con una cervecita en la mano deseándoles a todos excelente salud.
Está visita fue realizada con el apoyo de las Dirección del Adulto Mayor y Participación Ciudadana, en el marco de la celebración del Día del Adulto Mayor el 28 de agosto.
Seguiremos informando.