Llegó la crisis del agua a San Luis Potosí y, con ella, el oportunismo político que anticipa vientos de tormenta de cara al proceso electoral de 2024. Los primeros en trenzarse fueron el diputado verde José Luis “Chiquis” Fernández Martínez y el priísta Edmundo Torrescano Medina; el primero a favor de que desaparezca el organismo operador Interapas y, el segundo, culpando al Gobierno del Estado por las constantes fallas en el servicio de El Realito, situación que desencadenó en el estrés hídrico que hoy vive la capital de San Luis Potosí.
El diputado verde y expresidente municipal interino de Soledad, Chiquis Fernández, sostuvo que el Interapas es incapaz de prestar un buen servicio de abastecimiento de agua, por lo que pide que esa función pase a la Comisión Estatal del Agua, pero resulta que esta dependencia es de las peor calificadas de la administración del gobernador Ricardo Gallardo Cardona. Envalentonado, el legislador aseguró que el Congreso del Estado puede decretar la desaparición del organismo operador del agua por violaciones a la Constitución de la República, la del Estado, la Ley Orgánica del Municipio Libre y la Ley de Aguas.
Por su parte, el priísta Edmundo Torrescano Medina salió al quite del organismo y advirtió que es responsabilidad del Estado atender las fallas en el sistema de distribución de El Realito. Advirtió que lo importante es atender la contingencia porque buscar culpables es lo más fácil, pero no da soluciones. El legislador del PRI llamó a las autoridades involucradas a garantizar el abasto del vital líquido, sobre todo en el sur y oriente de la capital y puntualizó que el estrés hídrico tiene múltiples factores, que deben considerarse a la hora de opinar.
En el caso de El Realito, Torrescano señaló que, tan sólo en los últimos 18 meses, el sistema ha presentado 58 fallas, pero no se ha visto una sola acción por parte de la Comisión Estatal del Agua, mientras que la empresa Aqualia se burla e incumple con los contratos, además recordó las pérdidas con las que opera el Interapas porque, dijo, los ricos no pagan el agua, a lo que se suma el abuso impune de Aguas del Poniente que, por años, ha cobrado a sus usuarios para abastecerlos del vital líquido desde la red hidráulica de la capital sin pagar un solo centavo al organismo.
La crisis se adelantó, pero parece que los políticos ya estaban bien preparados para “llevar agua a sus molinos”.
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