El diputado federal Antolín Guerrero Márquez ha sido señalado por utilizar a gente campesina e indígena como peones en un ajedrez político, bloqueando carreteras para exigir una solución al problema crítico de escasez de agua que aqueja a la región.
El legislador utilizó a los habitantes de comunidades de Valles y Tamuín para bloquear las carreteras Rayón-La Pitahaya y Tamuín-Ébano. En ambos lugares arribaron elementos de la Guardia Civil Estatal quiénes dialogaron con los inconformes, mismos que se retiraron cerca de las 11:30 de la mañana.
Al cuestionarle el objetivo de la manifestación y bloqueo el legislador no tuvo una respuesta real, evidenció su desconocimiento sobre el tema de la escasez del agua; parece desconocer información crucial sobre el tema al ser cuestionado sobre ¿Cuántas concesiones hay en el río Valles? ¿Cuántas personas están siendo afectadas por esta crisis hídrica? no supo que decir y molesto dijo que los cuestionamientos tienen sesgos político.
Resulta especialmente irónico que el diputado se manifieste ahora, cuando la sequía y la escasez de agua lleva más de dos años azotando a la región. ¿Dónde estaba la voz del diputado durante estos años? ¿Qué acciones ha emprendido con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para abordar el tema de las concesiones de agua para usos agrícolas y mitigar los riesgos para los agricultores locales? Son interrogantes que merecen una respuesta contundente, no evasivas o manifestaciones de enojo.
En un contexto donde la transparencia y la responsabilidad son más necesarias que nunca, los representantes públicos como el diputado Antolín Guerrero Márquez deben estar a la altura de las circunstancias. Utilizar a la gente como fichas en un juego político es inaceptable, evidencia su falta de compromiso genuino con el bienestar de sus comunidades, en lugar de jugar con sus necesidades y utilizar su sufrimiento como moneda de cambio política.
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