Día de Muertos, celebración que por su popularidad en México llama muchísimo la atención del resto del mundo, pues en estas fechas conectamos y esperamos el regreso de nuestros seres queridos que han fallecido. Y es que la muerte es todo un misterio, pero como mexicanos tenemos la certeza de que después de la muerte, volveremos cada año a ver a nuestra familia, comer y beber algo rico. Sin embargo, ¿Qué hay detrás de todo el proceso de pérdida y duelo que tenemos que enfrentar cuando nuestros seres queridos parten? Y ¿Qué podemos hacer para no terminar viviendo en un duelo eterno?
En nuestro paso por la vida, tarde o temprano nos encontramos con el dolor por alguna perdida o separación, aunque nuestro día a día está lleno de pérdidas, como el que se rompa tu taza favorita, el rompimiento de una relación, o que te despidan del trabajo, de las más fuertes y dolorosas, es cuando fallece un ser querido, y cuando sucede algo así se desencadenan respuestas de sufrimiento que el tiempo y el duelo pueden resolver.
El duelo según algunos autores, tiene cinco etapas, la cuales son estadios emocionales mediante las cuales externas tu dolor, estos cinco estadios son: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación, quizá algunos ya hayan leído o escuchado acerca de estos, pero ¿qué es realmente el proceso de duelo? Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con ese vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y experimentar el sufrimiento y demás emociones que nos trae su ausencia, y esto termina cuando somos capaces de recordar lo perdido sintiendo poco o ningún dolor, cuando ya aprendimos a vivir sin los que ya no están, cuando ya no vivimos en el pasado y podemos invertir nuevamente nuestra energía en el presente y las cosas de nuestro alrededor.
Tenemos que entender que la vida es un ciclo, y como todo ciclo tiene un inicio y un final, y aunque casi nunca estamos preparados para los finales, tenemos que entender que más allá de una despedida física hay otras maneras de decir adiós y de igual manera ayudarnos a cerrar y sanar esa herida, algunos ejercicios para esta nueva oportunidad de despedida sugeridos en terapia son:
- Escribirle una carta a esa persona que partió, escribe lo que sientes, agradécele por su tiempo y experiencias compartidas, recuérdale lo mucho que lo quisiste y que esto no desaparecerá, plasma tus emociones y todo aquello que quieras decirle.
- Habla lo que sientes, no tiene por qué ser con alguna persona, puedes tomarte un tiempo y tu espacio para imaginar a tu ser querido y platicar todo lo que sientes tras su ausencia.
Y por último, les dejo la siguiente frase: “Extrañamos a la persona porque la queremos tener con nosotros, pero ¿quieres honrar la memoria de alguien? Vive lo más normal posible, brinda de vez en cuando por esa persona, visítala donde descansa, cuida a los que le quedan vivos, pero vive normal, dejemos que vivan su segunda parte y tratemos de seguir adelante.”
Estefanía López Paulín
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