
En el vasto campo de la astronomía, algunos de los hallazgos más sorprendentes surgen sin previo aviso. Tal es el caso de Zhúlóng, una galaxia descubierta de forma accidental en una imagen del telescopio espacial James Webb, mientras se analizaban datos de una campaña rutinaria. Lo que parecía una simple silueta en la imagen resultó ser una galaxia espiral de gran diseño, formada cuando el universo apenas tenía mil millones de años.
El descubrimiento fue detallado por Mengyuan Xiao y un equipo internacional de astrónomos en la revista Astronomy & Astrophysics. Zhúlóng representa el caso más extremo conocido de una galaxia espiral madura en una etapa tan temprana del universo. Lo que desconcierta a los científicos es su complejidad: tiene un bulbo central, un disco extenso y brazos espirales definidos, características que según los modelos cosmológicos actuales, deberían haber tardado miles de millones de años en desarrollarse.
Con una masa estelar comparable a la de la Vía Láctea actual —log(M/M☉) = 11.03— y un diámetro de aproximadamente 19 kiloparsecs, Zhúlóng no solo desafía el tiempo, sino también las reglas de eficiencia energética. Según el estudio, logró convertir el 30 % de su materia bariónica en estrellas, una cifra que supera ampliamente la eficiencia observada en galaxias de épocas posteriores.
La existencia de Zhúlóng obliga a replantear los modelos actuales de formación galáctica. Su caso sugiere que algunas galaxias en el universo temprano pudieron desarrollarse con una velocidad y eficiencia mucho mayores a lo que se pensaba posible. Aunque el estudio no ofrece una explicación definitiva, deja claro que se trata de una anomalía que marcará un antes y un después en la comprensión de la evolución cósmica.
Zhúlóng, con su estructura compleja y su evolución acelerada, es un recordatorio de que el universo aún guarda muchos secretos por descubrir.
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