
En las profundidades del majestuoso lago Atitlán, arqueólogos han descubierto los restos de Samabaj, una ciudad maya sumergida desde hace aproximadamente 1.700 años. Apodada la “Atlántida maya”, este hallazgo ofrece una ventana única al pasado y revela un nivel de sofisticación urbana notable para su época.
El asentamiento floreció durante el período Clásico Temprano, en el siglo IV d.C., y presenta evidencia de una estructura urbana compleja, con calles planificadas, edificios ceremoniales, terrazas elevadas, altares y estelas talladas. Todo ello sugiere que Samabaj fue un importante centro ceremonial y político, estratégicamente ubicado entre los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro.
Según los expertos, la ciudad fue abruptamente abandonada debido a una erupción volcánica que provocó un aumento en el nivel del agua del lago, sumergiendo por completo el asentamiento. Sin embargo, este desastre natural también permitió que sus estructuras y artefactos quedaran preservados en un estado sorprendente.
El descubrimiento ha sido calificado como un hito para la arqueología subacuática en Mesoamérica. Las investigaciones en Samabaj no solo aportan datos sobre la vida cotidiana, las creencias religiosas y la arquitectura de sus antiguos habitantes, sino que también ofrecen pistas sobre los cambios ambientales que influyeron en la historia de la civilización maya.
Este hallazgo resalta la importancia de conservar los sitios arqueológicos bajo el agua y representa una nueva pieza en el rompecabezas de una de las culturas más fascinantes de América precolombina.
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