
En el corazón del desierto chihuahuense, cerca del municipio de Ojinaga, se encuentra un espectáculo natural que asombra a propios y extraños: las Piedras Encimadas de Polvorillas. Estas formaciones rocosas, moldeadas por el tiempo y los movimientos de la Tierra, se elevan como esculturas naturales que desafían la gravedad.
De acuerdo con estudios geológicos, estas imponentes estructuras se originaron durante el periodo Jurásico, hace más de 145 millones de años, como resultado de la actividad tectónica de la región. El paso de los siglos, el viento y la erosión terminaron por darles formas caprichosas que estimulan la imaginación: desde figuras que parecen animales hasta torres imposibles que parecen desafiar las leyes de la física.
El espectáculo visual cambia con la luz del día: al amanecer, al anochecer y bajo la luz de la luna, las piedras proyectan sombras fascinantes y adquieren tonalidades que van del gris profundo al dorado suave. Visitar este sitio es una experiencia que conecta con la historia geológica del planeta y con la belleza inexplorada de Chihuahua.
Seguiremos informando.