La desaparición de jovencitas se ha convertido en un problema cada vez más común en el municipio de Matehuala donde, de acuerdo con las estadísticas que arrojan las redes sociales y las denuncias ante las autoridades competentes, es un tema que ha crecido considerablemente, sin embargo, se debe aclarar que no existe un trasfondo delictivo, es decir, no hay un grupo criminal detrás de las desapariciones, sino que son muchas y muy diversas las causas de este fenómeno.
No se puede negar que, en cierto porcentaje, están presentes los hechos delictivos en torno a un acto de desaparición, sin embargo, en lo que respecta al Altiplano Potosino, son mínimos los casos que tienen relación con un acto criminal; en la peor de las situaciones, se trata de secuestro virtual, mismos que, por fortuna, han sido resueltos de buena manera por las autoridades de justicia en la entidad.
Lo que llama la atención y resulta aún más grave es el alto porcentaje de desapariciones en las que las jovencitas se van de su casa por voluntad propia y es aquí donde el abanico de causas se abre enormemente. Desde violencia intrafamiliar hasta la influencia de un tercero que les promete dinero o amor, sin dejar de lado las drogas u otro tipo de beneficios, estas parecen ser las principales razones por las que desaparecen las jóvenes matehualenses.
Sin avisar a sus familias, sin un mensaje que apunte a su bienestar, sin mayor advertencia, adolescentes y señoritas salen de su casa. Las investigaciones que han hecho las autoridades arrojan que, en gran medida, la huida del hogar se debe a caprichos o berrinches, a bromas o retos virales que surgen en redes sociales o a la idea de que podrán encontrar una mejor vida en un entorno diferente, a pesar de que no cuentan con los recursos ni los conocimientos para desarrollarse plenamente.
Dado que la problemática no recae en manos de las autoridades de justicia, el área que debe fortalecerse es la de la prevención, sin embargo, resulta un tema más complicado, pues se requiere la suma de voluntades de diferentes sectores, entre ellos el municipal, el estado y el federal, las instituciones educativas y, desde luego, los padres de familia para que se pueda implementar una estrategia efectiva que permita evitar este fenómeno y garantice la seguridad de las jovencitas, pues no se puede negar que, al recurrir al desaparecer o perder contacto con sus familiares pueden ser víctimas de algún delito.