En columnas anteriores ya hemos hablado acerca de la demencia, pero centrada en adultos mayores, estoy segura de que más de uno hemos creído que la demencia es propia de la edad avanzada, sin embargo, esta patología también se da en la infancia, a pesar de que pueda parecer algo “rara o poco común” esta enfermedad, lo cierto es que cerca de 50,000 niños la padecen.
La demencia infantil está asociada a la esquizofrenia infantil y a otras patologías degenerativas, el diagnóstico es de suma importancia, pues al ser niños muchos de los síntomas algunas veces son confundidos con “malos comportamientos” o incluso confundidos con otros tipos de trastornos neurológicos.
En cualquier tipo de demencia estamos hablando de que su causa es debido a la muerte de células nerviosas o porque se pierde comunicación entre estas, y aunque no se conoce exactamente la razón por la cual mueren estas células, la genética, el estilo de vida, el medio ambiente y hasta una infección pueden ser las creadoras de esta patología.
Es importante reconocer la sintomatología de la demencia infantil y como esta puede ir evolucionando según la gravedad de la demencia y edad del infante.
- Síntomas en el nacimiento: Al poco de nacer, suelen presentar ataques epilépticos y microcefalia (la cabeza del bebé es más pequeña de lo que debería).
- Síntomas al inicio de la enfermedad: La epilepsia toma una forma más aguda, aparece la hipotonía (disminución del tono muscular, condición que hace que un niño pueda estar más delgado) y una degradación progresiva del cerebro. Además sufren de retinopatía, lo que les provoca una pérdida de visión.
- Síntomas en la edad escolar: Pérdida de visión, epilepsia, hipotonía muscular, ataxia (trastorno caracterizado por la disminución en la capacidad de coordinar los movimientos. Desgraciadamente, los niños con demencia no suelen vivir más de 15 años.
Algunos de los síntomas más generales asociados con la demencia infantil son:
- Cambios de personalidad, como perdida del autocontrol, cambios de humor frecuentes, ansiedad, nerviosismo y estado de confusión al olvidar lugares o personas.
- Perdida de la memoria, suelen olvidar sucesos significativos del día a día.
- Disminución de habilidades intelectuales, a los niños con demencia les cuesta razonar y resolver problemas, con lo que a largo plazo les es complicado asimilar conceptos ya aprendidos.
- Dificultad para hablar, aunque esto no se presenta en todos los casos, muchos tienen problemas para expresarse, ya que es complicado para ellos asimilar conceptos verbales y construir frases.
Es importante concientizar a la población acerca de patologías y enfermedades que muchas veces ni si quiera nos pasa por la cabeza que un niño pudiera padecer, estar atento a las conductas de nuestros infantes para poder reconocer que tanto es normal y que otras cosas resultan ser un indicador de que hay algo que no está funcionando como debería, recordemos que los diagnósticos a tiempo siempre abren la puerta a mejores posibilidades de tratamiento y recuperación, si diferencia comportamientos extraños o conductas que no son propias de la edad consulte con su psicólogo y psiquiatra de confianza.
Estefanía López Paulín
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