Más de 900 kilogramos de cocaína fueron incautados dentro de un cargamento de papayas en el puesto de revisión de Cucapá, según informaron elementos del Ejército Mexicano en el municipio de San Luis Río Colorado, en la frontera entre México y Estados Unidos. La droga, con un valor estimado en el mercado negro de más de 63 millones de dólares, estaba oculta de manera clandestina en un cargamento de alrededor de 1,500 kilos de papayas.
El decomiso se realizó durante una inspección de rutina, cuando los militares detectaron irregularidades en el cargamento. Tras una revisión exhaustiva del vehículo, encontraron varios paquetes de cocaína cuidadosamente escondidos entre las cajas de fruta. El conductor fue arrestado en el lugar y puesto a disposición de las autoridades para continuar con las investigaciones y determinar si hay más personas implicadas en esta red de narcotráfico.
Por su parte, el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, elogió el trabajo de las fuerzas armadas y celebró el decomiso a través de su cuenta en X, señalando que “Es un golpe significativo al tráfico de drogas, ya que se estima que el cargamento tendría un valor de más de 63 millones de dólares. Esta incautación representa un duro golpe a las finanzas de los grupos criminales, resultado de los esfuerzos de la Mesa Estatal de Seguridad en Sonora”, destacó Durazo, añadiendo que este tipo de operativos refuerzan la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado que afecta a la región.
Durante el mismo fin de semana en San Luis Río Colorado, la Fiscalía General de la República (FGR) desmanteló un laboratorio clandestino de producción de fentanilo, precursores y armas, aunque no hubo detenciones de presuntos responsables. Francisco Sergio Méndez, delegado de la FGR en Sonora, mencionó que aparentemente los delincuentes obtenían los insumos para fabricar opioides en otros lugares y los procesaban en ese municipio del noroeste de Sonora.
Méndez señaló que, según las investigaciones, todo parece indicar que los materiales provenían de Culiacán, lo que sugiere la posibilidad de un «efecto cucaracha», es decir, que los delincuentes se están desplazando a Sonora ante la presión en el vecino estado de Sinaloa.
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