Desde siempre me han gustado el cine, el teatro y las novelas. Soy, pues, bastante “cinero” y he llegado a tener cierta idea de ese arte (el séptimo, dicen), con ocasionales críticas de películas. Cada que me es posible las veo en salas de estreno y, con el Covid y la creciente inseguridad, ahora un poco más en televisión o streaming, lo que incluye también algunas series. Es una afición que nunca ha afectado mis actividades académicas o de articulista y funcionario público (cuando esto no era tan indigno).
En especial, para varios tipos de filmes, me parecen de especial interés las tareas relativas a dirección, producción, guion o libreto (original o adaptado de un escrito), edición y cinematografía, junto con ciertas actuaciones y bandas sonoras (música) o canciones. Estos primeros meses del año tiene lugar la temporada de premiaciones, que culmina con la entrega de los Oscar el domingo 2 de marzo. En el ritual las categorías más importantes son mejor película y mejor director, con nominaciones para 9 películas y 5 directores, además de 20 actores y actrices en papeles principales o secundarios. Predominan el mérito artístico, el dinero reciente y futuro, la fama que trae más contratos o el glamur en la moda y las personalidades.
Miren, entre las películas destacan ‘Emilia Pérez’ (13 nominaciones, cerca del récord histórico de 14 para ‘Titanic’ en 1998), ‘El brutalista’ (10), ‘Wicked: La historia jamás contada de las brujas de Oz’ (10), ‘Cónclave’ (8) y ‘Un completo desconocido’ (8), sobre los primeros años del gran cantante y compositor Bob Dylan. De hecho, según experiencias, cualquiera de las 9 puede ganar la distinción principal, y en cuanto a los 5 directores en la final se incluyen los que tuvieron a su cargo 3 de las películas enlistadas aquí (la primera, la segunda y la quinta).
Me centro ahora en la polémica Emilia Pérez, que vi hace poco y está referida a México con temas tan actuales como los narcotraficantes o las personas transgénero. Dicen que se trata de una producción francomexicana, pero en los créditos veo que en realidad es francesa y filmada en París, aunque se supone que sucede en nuestro país y está hablada en español. En efecto, los actores y actrices no son mexicanos sino españoles (Karla Sofía Gascón), estadounidenses de origen dominicano y mexicano (Zoe Saldaña y Selena Gómez) o venezolanos (Édgar Ramírez). La excepción es Adriana Paz de México, en un papel no tan protagónico.
Aun con los elogios y galardones recibidos (Festival de Cannes, Globos de Oro), así como la enorme publicidad desplegada y tanta controversia que genera curiosidad y morbo, acá en su primera semana ocupó sólo el quinto lugar en recaudaciones de taquilla. Incluso ha habido gente que se ha salido de la sala de proyección y ha pedido un reembolso en la cadena Cinépolis, que ofrece eso como “garantía” de sus programaciones.
Las críticas han ido desde que propaga estereotipos sobre los mexicanos o que trivializa con poco tacto los dramas del Narco y las desapariciones, hasta que los diálogos en español resultan fuera de lugar para los acentos y matices de México o que —también según Eugenio Derbez— es indefendible la actuación de Gómez como la esposa de un sanguinario capo de la droga. Luego, ante las reacciones, el comediante se disculpó por sus reproches.
En la sugestiva trama el capo decide cambiar de sexo para evadirse y, ya redimido, regresa años después como una benevolente tía de sus hijos… a buscar desaparecidos. ¡Vaya guion! Y, bueno, muchos mexicanos se sienten agraviados e indignados si se muestran nuestras tragedias de narcotráfico y asesinatos.
El director Jacques Audiard que no habla español, alega que quiso hacer una ópera en torno a un tema de cambio de vida y que, de México, reconoce los horribles problemas de desapariciones y feminicidios con amplias regiones tan inseguras; igual, le parece insoportable el desmoronamiento de la democracia. A su vez, Selena Gómez rompió en llanto y pidió disculpas a los mexicanos, no por la película sino por las deportaciones de Trump.
Con todo, a lo que voy aquí es a lo siguiente: No pocos de quienes ven con desagrado una película como esta, dicen simplemente que “es muy mala” porque la temática y su tratamiento les molesta. Sin embargo, ojo, puede ser bastante buena en cuanto a méritos técnicos y artísticos… Una obra muy bien hecha, aunque en lo personal nos disguste o enfade por diversas razones. Se vale.
@cpgarcieral