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De DT y México

Por Carlos Pérez García

Son tiempos de angustias y esperanzas frente a amenazas concretas y oportunidades aparentes. Tanto en Estados Unidos como en nuestro país vivimos nuevos gobiernos que se ven más o menos viejos, como segundas partes recargadas. Veamos.

Al señor Trump un buen número de mexicanos lo ven como un loco, en tanto que otros lo consideran un mesías; no pocos lo perciben como un visionario, e igual abundan quienes lo califican de autoritario y antidemocrático. De hecho, este personaje no resulta muy distinto de nuestro expresidente también populista, que aun fugado sigue controlando a sus herederos.

Malo o bueno, hay quienes tienen la esperanza de que el poderoso mandatario extranjero pueda salvar a México de la inseguridad y el mal gobierno de la denominada 4T, lo que lamentablemente se podría quedar en buenos deseos. Son muchos más éstos, que las posibilidades reales de que algo así suceda.

En los inicios de su período, DT genera sobresaltos y recelos o especulaciones, al igual que críticas mordaces o elogios desmedidos. Para los mexicanos, las diferencias de opinión a partir de esas circunstancias se han vuelto una práctica diaria en las redes o las cantinas, con diversos escenarios que se vuelven confusos o estériles.

Actúa ya como un deschavetado, eso sí, pero llaman la atención noticias falsas como esa de que advirtió al gobierno mexicano que “si no frena la reforma judicial, no hay tratado de libre comercio”. Estos mismos días, él y su gobierno señalan que el poder Ejecutivo no puede ser controlado por el Judicial y se han lanzado contra jueces que contradicen sus decretos, lo que nos recuerda las disputas de López Obrador contra quienes impugnaban sus ideas y proyectos.

Miren, aun con sus evidentes diferencias, estos dos populistas son muy parecidos entre sí. Del caprichoso estadounidense no cabe esperar un interés real por apoyar la democracia, el cumplimiento de la ley o los equilibrios entre poderes en México. A él le interesan otras cosas… se preocupa, sobre todo, por él mismo y sus obsesiones.

Sin duda, Trump y AMLO son un par de hijos de toda su madre, sumamente ignorantes e incompetentes. También son unos vivales muy eficaces para destruir, al tiempo que acreditan gran capacidad para comunicar mentiras y movilizar a masas enojadas y desinformadas que buscan revancha. Se trata, dicen, del tipo de político populachero que está de moda en la era de los resentidos y exasperados.

Habrá que ver si de todo ello se deriva algo positivo para el país que se le va de las manos a la sucesora del tiranuelo. Pero resulta muy difícil si consideramos que son más bien personales y empresariales los intereses de los Trumps y los Musks, además de que no entienden mucho sobre lo público y la política de fondo. Hay incluso quienes piensan acá en elevadas perspectivas políticas para gente tan cuestionada como el empresario anti-político Salinas Pliego: los estúpidos radicalismos del ala dura del morenismo han fortalecido a la ultraderecha mexicana.

Mientras DT cumple un mes de gobierno que parece un siglo, en México ya no es tan improbable un colapso de Morena por contradicciones internas en el marco de una grave crisis económica y presupuestal, con o sin aranceles. Aunque aprecio ciertas reacciones ante la amenaza externa contra el narco y la migración, no cesan las populares y dañinas mentiras ni tantas atrocidades como apropiarse del fondo de vivienda de los trabajadores o atropellar los derechos humanos y jurídicos.

* ESTOS DÍAS TRUMP USÓ la frase napoleónica “Quien salva a su país, no viola ninguna ley”. O sea: nomás no le vengan con que “la ley es la ley”, en una de tantas coincidencias entre este par de mesías populistas del norte del continente, que agobian hoy a la presidenta mexicana.

* “LA CORRUPCIÓN DE LOS pueblos nace de la indulgencia de los tribunales, y de la impunidad de los delitos… sin virtud perece la República”, nos decía el Libertador Simón Bolívar, que en 1824 impuso la pena capital a funcionarios que hubieren malversado fondos públicos, así como a los jueces competentes que no los condenaran. ¿Habrán considerado esto los corruptos bolivarianos Chávez, Maduro y AMLO?

* “LAS MASAS NUNCA HAN sentido sed por la verdad. Se alejan de los hechos que no les gustan y adoran los errores que les enamoran. Quien sepa engañarlas será fácilmente su dueño; quien intente desengañarlas será siempre su víctima…” – Psicología de las masas de Gustave Le Bon (1841-1931).

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