La paz, es un conjunto de valores, como el respeto a la vida, la libertad, la educación, la tolerancia, la cooperación, igualdad, todos estos juntos forman la Cultura de Paz. En el ámbito de la salud, a la violencia, se le considera un factor de riesgo, capaz de producir alteraciones, por ejemplo, la violencia en las familias se asocia con depresión, estrés postraumático, trastornos de alimentación, comportamiento suicida, aislamiento social, consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas.
La paz y la salud mental deben dejar de hablarse por separado, el manejo adecuado de las emociones es fundamental para nuestra salud mental y en consecuencia con la paz de nosotros mismos y nuestro alrededor. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) dio a conocer en el 2000 el Manifiesto de la Paz y la No Violencia. En ella compromete a cada ser humano con el futuro de la humanidad, mediante su interacción en la vida cotidiana con su familia, compañeros de trabajo y comunidad.
El rechazar todo acto de violencia física, psicológica, económica, sexual o social; colaborar en la erradicación de la exclusión, la injusticia y la opresión; defender la libertad de expresión y la diversidad de pensamiento, cultura y religión; y promover un consumo respetuoso con nuestro entorno y demás seres del planeta, la violencia y el acoso pueden tener un impacto devastador en la salud mental de quienes lo experimentan, en lo laboral, académico, familiar e individual.
En los Servicios de Salud contamos con los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones, (CECOSAMA) y los Centros Integrales de Salud Mental (CISAME), que son unidades de atención ambulatoria y gratuita. La salud mental es el epicentro de donde fluye la paz, da lugar a un desarrollo integral, que repercute en las relaciones interpersonales, la vida familiar y la integración social.
