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Crónica de un sinuoso camino a la gubernatura por el PAN

El reloj marcaba las dos de la tarde con 23 minutos. El ambiente apacible, como preludio a la tormenta, acogía a un grupo de comensales que platicaban de un tema y de otro; los que se saludaban tras meses de no verse por la contingencia sanitaria, los que comían de prisa, los que fumaban o tomaban alcohol del fino, los meseros iban y venían. La situación rayaba en la inocencia, nadie se imaginaba la guerra encarnizada que estaba a punto de suceder.

Alejandro Lozano González, Boris, fue el primero en llegar. La camisa azul desfajada, casi desorientado y a paso veloz se dirigió al baño. A su salida, personal del restaurante lo guió por las escaleras hasta el salón donde se llevaría a cabo el encuentro, un espacio pequeño pero acogedor con sillas tapizadas en color café y una mesa de madera sólida que hacía juego con el piano vertical recargado en la pared del frente.

Siete minutos después llegó Rolando Hervert, también aspirante a la gubernatura; con sus casi dos metros de altura y un elegante saco en color negro pudo distinguirse con toda claridad en la distancia. Al igual que su compañero, ingresó al privado. No perdió tiempo en el camino.

A las 2:36 pm llegó Sonia Mendoza, encimada en unos tacones que le daban bravura. Como quien anda por su casa, se encaminó por sí misma al salón reservado. No habló con nadie, no se desvió, ni siquiera requirió el apoyo de los trabajadores del restaurante.

El senador Marco Gama fue el siguiente en llegar, sobrio y calmado fue conducido hasta el lugar de la reunión. Poco después, integrantes de su equipo arribaron también al restaurante y se postraron en una mesa, no tenían invitación para entrar al privado.

Minutos más tarde, a las 2:45 pm, ingresó Juan Francisco Aguilar Hernández, el presidente estatal del PAN. No llegó tarde, la reunión estaba contemplada para las 15:00 horas. Caso contrario fue el de Xavier Azuara, quien, muy quitado de la pena, llegó hasta el final llevando consigo una botella de una bebida extraña. Seguramente, para cuando ingresó, la reunión ya llevaba avances importantes.

En política no hay casualidades y no era nada casual que los perfiles más importantes del PAN a la gubernatura se reunieran, menos aun cuando el proceso electoral de 2021 está a la vuelta de la esquina. Extraoficialmente, se corrió el rumor de que este encuentro se llevó a cabo con la finalidad de limar asperezas, de abonar a la unidad y de buscar, quizás, el consenso necesario para elegir a quien habrá de ser la candidata o el candidato a gobernador de Acción Nacional.

Octavio Pedroza no estuvo presente pese a ser mencionado constantemente por esas encuestas que se juran imparciales y objetivas. De Xavier Nava ni hablar, es obvio que no está contemplado, no es opción para el blanquiazul. La idea es evaluar lo que tiene y a quién el PAN, con quién cuenta y con quién no, cuáles son sus cartas fuertes y cómo pueden jugarse para obtener los mejores resultados posibles.

A ratos, en la distancia, se escuchaban algunas risas o carcajadas que salían desde el salón donde se celebraba la acalorada reunión, seguramente como medios de fuga para la tensión que inundaba el pequeño espacio pues, como se podrá imaginar, por más civilizado que fuera el encuentro, los temas a tratar no eran nada sencillos, no es cosa mínima o sin importancia. Cada uno de los presentes buscaba convencer a los demás de que su proyecto podía ser el mejor, que, con él o ella al frente, la gubernatura potosina ya estaba ganada.

Los meseros no se daban abasto; entraban y salían una y otra vez toda clase de platillos, cortes finos, guarniciones, bebidas, desde las más ligeras hasta las más fuertes, cubiertos faltantes, postres para satisfacer los exigentes paladares como si, con ello, se pudiera evitar un posible zafarrancho entre la caballada del PAN. Para ese momento, los comensales ya se sentían nerviosos, asustados sin saber por qué.

Casi cuatro horas después, al filo de las 6:00 de la tarde, se abrió la puerta; todos seguían vivos y seguían aspirando a la gubernatura, aunque salieron sonriendo y platicando con mucha calma, la fuga se hizo en montón, como si ya no quisieran seguir en ese lugar o ya no aguantaran a sus compañeros. Bajaron las escaleras y cada uno tomó rumbo distinto. Sonia entró al baño y nadie la esperó, ni para simular un poco de cortesía.

Alejandro, Juan Francisco, Xavier y Marco abandonaron el restaurante sin mayor demora. Los pocos acompañantes que permanecieron impacientes en todo momento salieron disparados del lugar. Minutos después, tomada del pasamanos para no perder el equilibrio en los escalones, bajó Sonia Mendoza. De la reunión ya sólo quedaba el recuerdo y algunos posibles acuerdos.

La ventaja de que Acción Nacional sea, quizás, el único partido con varios perfiles capaces de dar batalla real en la contienda por la gubernatura también se convierte en su desventaja pues, como se ha visto en ocasiones anteriores, los egos y las heridas pueden provocar traiciones o fugas de capital que terminan favoreciendo a su competencia.

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